lunes, 8 de abril de 2013

Dioses Antiguos, la historia en líneas generales.

Buenas a todos y todas. Siguiendo la estela de mi último artículo (Guía para Personajes Malvados), hoy os traigo una parte de historia a rasgos generales de los mayores antagonistas de Azeroth. No hablo de otros sino que de los Dioses Antiguos.

Para introduciros mas en la lectura de este sombrío contenido os facilito esta magnífica OST correspondiente al Culto Crepuscular dentro del juego. Espero que os guste.


Los Dioses Antiguos

Los Dioses Antiguos, o también conocidos como los Antiguos, son misteriosas divinidades y grandes entidades maléficas las cuales gobiernan con tiranía sobre todo el mundo de Azeroth antes de que fueran derrocados por los titanes del Panteón.
Poco es conocido acerca de los Dioses Antiguos y sus mortales susurros; hasta que C’Thun hizo sentir su presencia en Ahn’Qiraj, prácticamente nadie en Azeroth sabia de la existencia de los Antiguos.
Las entidades oscuras habían gobernado en un caos sangriento del cual incluso los señores de la Legión Ardiente no podían imaginar.
Habían dominado Azeroth hasta la llegada de los creadores de mundos, los Titanes. Hubo una guerra de proporciones cósmicas, y, al final, los Dioses Antiguos cayeron.
Los Antiguos habían sido arrojados a prisiones eternas, lugares de confinamiento, aislados de todo y sus poderes apaciguados hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, los Antiguos habían encontrado alguna manera por la cual podían llegar al plano mortal y buscar su libertad.

Orígenes de Azeroth

Es un misterio cuando los Dioses Antiguos llegaron a Azeroth o por cuanto gobernaron. Pero antes de que los Titanes llegaran a Azeroth, los malignos Dioses Oscuros, colosales seres de furia elemental, gobernaban el mundo y los elementales salvajes que habitaban en el. N’Zoth libraba una guerra eterna contra las fuerzas de C’Thun y Yogg-Saron con sus infinitos números de Sin Rostros. Según Nozdormu, los Antiguos habrían arruinado Azeroth si no hubiese sido por la intromisión de los Titanes.



A medida que los Titanes encontraban su camino en Azeroth a lo largo de su viaje se abrieron paso a través del paisaje primordial, se encontraron con un número de seres elementales hostiles. Estos elementales habían jurado expulsar al Panteón en  nombre de sus oscuros maestros y mantener a su mundo alejado de los metálicos invasores. Los Titanes, disgustados por la presencia de caos de los Dioses Antiguos, declararon la guerra a los elementales y a sus oscuros amos. Las fuerzas de los Antiguos estaban lideradas por los más poderosos tenientes: Ragnaros el Señor del Fuego, Therazane la Madre Pétrea, Al’Akir el Señor del Viendo, y Neptulon el Cazamareas. Sus fuerzas caóticas rugían por todo Azeroth y chocaron contra los colosales Titanes. Aunque los elementales eran poderosos más allá de la comprensión mortal, sus fuerzas combinadas no eran nada en comparación con los poderosos Titanes. Uno por uno, los señores elementales cayeron, y sus fuerzas se dispersaron. Una batalla entre un Titán y el Antiguo Dios, C’Thun hizo estragos en Silithus. El Titán cayó y se pensó que C’Thun también había caído, pero sobrevivió desapercibido por los Titanes. Durante miles de años este quedo latente abajo del mundo, esperando su momento. Desde su prisión espero el momento exacto en el que se vengaría de aquellos que se vieran perjudicados.



El Panteón destrozo las ciudadelas de los Dioses Antiguos e hicieron con las restantes sus prisiones eternas en las profundidades de la tierra, un lugar para su confinamiento aislado de todo y sus poderes menguados hasta el fin de los tiempos. Yogg-Saron fue sellado dentro de las profundidades de Ulduar en el norte del mundo, y tubo seis vigilantes asignados. Sin el poder de los Dioses Antiguos para mantener los vínculos de los mundos elementales con el físico, los señores elementales fueron desterrados a un plano abismal, donde se enfrenten por toda la eternidad. Con la partida de los elementales, la naturaleza se calmo y el mundo se mantuvo en una armonía pacifica. Los Titanes vieron que la amenaza fue contenida y se pusieron a trabajar.



Durante ese tiempo los Dioses Antiguos “debilitaron” a todos los sistemas de los titanes, incluyendo los Terraneos, con una infección llamada La Maldición de la Carne. La maldición cambiaba sus formas originales de piedra/metal a las formas carnosas que hoy conocemos. Los Titanes intentaron quitar la maldición (y a los Antiguos), pero se dieron cuenta de que la infestación de los Dioses Antiguos había crecido tanto que si los destruían, Azeroth también seria destruido. No estaban dispuestos a destruir completamente el mundo. No estaban dispuestos a deshacer su creación, a menos que fuera realmente necesario como último recurso. Así que los Titanes crearon nuevos Terraneos con la Forja de las Voluntades e implementaron nuevos protectores. Estos protectores fueron conocidos como los Aesir y Vanir como Loken como su líder y también crearon a los Aspectos Dragones, cuya misión era supervisar la evolución de Azeroth.

La Guerra de los Ancestros

Hace 10.000 años la Reina Azshara  y su Altonatos querían abrir un portal para que Sargeras pudiera entrar a Azeroth. A su vez, Alexstrasza contacto a cada uno de los Aspectos. Fue uno de los más respetados dragones, el líder del Vuelo Negro, Neltharion el Guardián de la Tierra, propuso un plan en el caso de que lo peor pudiera pasar. Junto a su viejo amigo, Malygos, Neltharion propuso que un simple disco de oro, imbuido con el poder de cada uno de los Aspectos, podrían crear un arma que ningún ser en Azeroth sería capaz de soportar su poder. Convencidos por el argumento de Neltharion, los Aspectos acordaron y el Alma de Dragón fue creada.



Desconocido por los demás Aspectos, Neltharion sucumbió ante los susurros de los Dioses Antiguos, matando a casi todos los miembros del Vuelo Azul y renombrándose como Alamuerte el Aspecto de la Muerte.
Los Antiguos sabían muy bien quien y que era Sargeras y que significaba su presencia en Azeroth. Con Alamuerte en su control le dieron la tarea de usar su nueva arma para desviar el poder del portal de Sargeras a ellos mismos para, después de miles de años, volver a ser libres. Sin embargo, Illidan se hizo con el Alma de Dragón y la utilizo para sellar el portal, sin saberlo, evitando la liberación de los Dioses Antiguos y de ese modo evitar una catástrofe cósmica.



Diez mil años más tarde, los Antiguos invadieron el dominio de Nozdormu y lograron abrir una brecha en el tiempo, que, como habían planeado, arrojo unos seres a través del tiempo, los seres cambiarían el curso de la historia dando una nueva oportunidad a la llegada de Sargeras al mundo y, por lo tanto, darles una nueva oportunidad para ser libres. Pero sus planes fueron aplastados de nuevo por Krasus, Rhonin y Broxigar, que fueron enviados de vuelta por Nozdormu en el tiempo.

La Guerra del Mar de Dunas

Durante largos trechos de tiempo, C’Thun observo para subyugar y corromper. El Pozo de la Eternidad dio a los silítidos una nueva forma la cual conoceríamos como los Aqir, lo que después se dividirían y se convirtieran en los Qiraji y los Nerubianos, y según especulaciones aun no confirmadas, los Mantides.
Los Qiraji fueron con C’Thun y conquistar para él, el complejo titánico que se encuentra hoy en día en Silithus, el Templo-fortaleza de Ahn’Qiraj. C’Thun esperó, hasta que por fin sus fuerzas habían crecido lo suficientemente para oponerse a los odiados Kaldorei por el dominio del mismo Kalimdor. Así comenzó la Guerra del Mar de Dunas. El plan de C’Thun casi tuvo éxito.



Al principio, los Elfos Nocturnos se mantuvieron firmes y derrotaron a los Qiraji en varias batallas, gracias al brillante liderazgo del Archidruida Fandral Corzocelada. Después de la muerte de su hijo, los Kaldorei fueron expulsados de Silithus por los Qiraji, y la victoria parecía cerca de C’Thun. Sin embargo, las fuerzas combinadas de los Elfos Nocturnos con los Vuelos Bronce, Rojo, Verde y Azul puso la balanza de su lado. Pero ni siquiera las fuerzas combinadas podían hacer frente al Dios Antiguo en su guarida. En lugar de enfrentarse a un conflicto apocalíptico, una solución fue encarcelar a los Qiraji y a C’Thun dentro de su fortaleza muy privilegiada, la ciudad de Ahn’Qiraj. Se le confió a Fandral Corzocelada el Cetro del Mar de Dunas usado para sellar Ahn’Qiraj, pero este lo destrozo debido a la amargura que produjo la muerte de su hijo.

Despertar de los Antiguos

C’Thun ha estado despierto por un tiempo. Recientemente despertó completamente y físicamente regreso a Azeroth. Ahora reside en las ruinas de Ahn’Qiraj, y grupos de héroes valientes ya han comenzado a incursionarse en las ruinas de su fortaleza.

En algún momento durante su gestión en Ulduar, Loken cayó bajo la influencia de Yogg-Saron, traicionando finalmente al Panteón y a su hermano Thorim. Yogg-Saron ahora controla a todos los habitantes de Ulduar buscando la forma de escapar.

De acuerdo a Malfurion Tempestira, un Dios Antiguo es el responsable de la Pesadilla Esmeralda. Aunque el Señor Pesadilla resulto ser el sátiro, Lord Xavius, se sospecha que actuó en nombre de un poder aun más grande y más grande que Sargeras, el cual resulto ser N’Zoth.

Muchas leyendas son las que pululan sobre Y'shaarj, el dios muerto, ¿Serán la exalación de sus siete cabezas en forma de Sha, su particular renacer?.