Hacía ya horas que el sol se alzaba en
el cielo arropando aquellas tierras al noroeste de los Reinos del
Este cuando el grupo comenzó a abarrotar la sala de las reuniones. A
diferencia de lo ocurrido días atrás, parecía que esta vez se
había corrido la voz de lo sucedido y eran muchos más los curiosos
que allí se congregaban. Los líderes tomaron posición al igual que
el resto de miembros de cada bando tomó asiento en sus zonas
correspondientes.
Los Caminantes del tiempo, incluido
Draken Vercetti, esperaban alerta a que llegara el momento clave de
la reunión, que había sido retrasado lo máximo posible dando
prioridad a tratar el resto de temas que quedaron anteriormente en el
aire. Los Doe parecían bastante inquietos, aunque Nathan como
representante se desenvolvía bien en su papel, el resto del grupo, a
excepción de Katherina que se había ausentado de la reunión, se
mantenían algo contrariados por la gran disputa que había tenido
lugar hacía dos días. El grupo de los mercenarios se acomodaba en
sus asientos rezando por que todo terminase de una vez, mientras que
los miembros de la Orden aguardaban temerosos a que se tomara una
decisión que ya todos conocían. Ni siquiera los nuevos miembros de
cada grupo habían optado por perderse tal acto, ya sea por la gran
repercusión de éste o bien por entrometimiento.
Aunque la asamblea había empezado por
tratar asuntos livianos para la mayoría de bandos, podía detectarse
en el ambiente como la tensión aumentaba y los líderes y
representantes se tornaban más irascibles a medida que la reunión
avanzaba. Tanto Alice como Garrett no podían encerrar más su odio el uno
hacia el otro, haciendo que reaccionaran en contra cada vez que uno
tomaba la palabra. Por el contrario, el paladín de la casa Doe
intentaba dar la impresión de serenidad, y el mercenario aunque a
simple vista pareciera que aquel asunto no le importaba lo más
mínimo, en su fuero interno se hallaba cada vez más preocupado por
la bruja. Marther intentaba mantener todo en orden, aunque no le
estaba resultando nada fácil ya que el resto de miembros del consejo
habían tenido que partir rápidamente hacia Kultiras al conocer lo
ocurrido al padre de Lorraine. La joven había sido tentada a viajar
con ellos, pero se negó al saber que en la reunión se jugaban más
de lo que parecía. Su rostro permanecía serio mientras se mantenía
lo más alejada de Zephiel que podía, decisión que había tomado
tras la discusión que había tenido lugar la tarde del día
anterior.
Tras la larga espera que duró
aproximadamente varias horas, el cruzado se puso en pie dando
comienzo al momento que por unas razones u otras, todos esperaban.
-Bien, puesto que ya el resto de temas
han sido acordados, es hora de que tenga lugar la votación para
decidir el devenir del grupo compuesto por la Orden Eterna. Antes de
empezar me gustaría recalcar que se trata de una decisión de vital
importancia, y que aunque creo que la mayoría habéis tenido tiempo
suficiente como para compartir y debatir con el resto de vuestros
respectivos grupos, o simplemente meditar acerca de lo que elegiréis,
espero que no solo lo tengáis claro, sino que hayáis
pensado en las consecuencias y estéis totalmente seguros. Dicho esto,
hoy se juzga al grupo de la Orden Eterna por los numerosos cargos que
se nombraron días atrás, los cuales no volveré a repetir ya que
todos estáis al tanto. Sabéis que excepto el grupo que está siendo
juzgado, el resto tenéis un voto para absteneros, exigir la
absolución del grupo, exigir la pena mínima o por el contrario
pedir la pena máxima para el grupo, que como ya hemos dicho,
consiste en la disolución total del mismo. Por favor Garrett, ya que
habéis sido el que ha propuesto la acusación, me gustaría que
empezaras.
-Por supuesto.-contestó el caminante
levantándose de su asiento.-He de decir que aunque he debatido con
el resto de los miembros de mi grupo, los cuales no todos comparten
la misma opinión, debo mantenerme acorde a mis principios, con lo
cual exijo la pena máxima. También me gustaría aclarar que no tengo
nada en contra de ninguno de los miembros de la Orden, y que si así
lo desean en el caso de que el grupo desaparezca podrán contar con
nuestro apoyo o incluso algunos de ellos podrían optar a formar
parte como Caminantes del tiempo sin que haya represalias ni distinto
trato conforme al resto de miembros.
Alice permaneció indemne ante el
comentario de su adversario, sin embargo no en todos caló de la
misma forma. El joven Khairos sintió un gran pesar dentro de sí mismo tras los tajantes comentarios de su padre, al igual que el resto de
miembros comenzaban a mostrar un semblante más agresivo y hostil que
minutos atrás.
-Bien, ha quedado claro. McAllan,
vuestro turno.-indicó Marther al mercenario que se puso en pie
con ligereza.
-En mi caso, tanto yo como los míos
hemos compartido mucho tiempo con los miembros de la Orden, y sabemos
que sus intenciones distan de las que aquí se expusieron en la
anterior parte de la reunión. Todos los líderes, al igual que todos
los miembros de cada grupo cometen errores, pero no por ellos hay que
negarles una segunda oportunidad. Lo que hicieron los jóvenes
guardianes no fue del todo correcto, en eso estaremos de acuerdo,
pero ya ellos pagaron por estos errores, no creo que sea necesario
exigir a los aquí presentes que tomen las culpas de lo que hicieron
otros. Es por eso que pido la absolución del grupo.
-Gracias McAllan. Por favor Nathan, es
vuestro turno.
-Claro.-el paladín se puso en pie
seriamente.-La casa Doe siempre ha apoyado a los miembros de la
Orden, de hecho desde hace casi dos décadas que muchos Doe formaron
parte de la misma. Sin embargo no puedo negar que gracias a las
hazañas de la Orden perdimos a muchos de ellos. Pienso que la Orden
en sí es necesaria para que todos podamos avanzar, pero los errores
y temeridades han de pagarse. En consecuencia, mi voto como
representante de la casa Doe exigirá la pena mínima.
-Gracias Vallenorte.-continuó el
cruzado.-Tras los votos de cada grupo contamos con un empate. En ese
caso, como ya sabréis los miembros presentes del consejo decidirán
que hacer entre las opciones que se presentan. Aunque la anacoreta
Iridi y el maestro Nieblaoscura han debido ausentarse, tengo en
cuenta cuales fueron sus respectivas posiciones que me fueron
aclaradas antes de su partida. Como antiguo miembro de la Orden he de
decir que siento una gran tristeza al ver hasta que punto ha llegado
todo esto, pero como miembro del consejo mi deber es elegir aquello
que más afiance la seguridad de todos los aquí presentes e incluso
de aquellos que aún guardan relación con nosotros. Por ello, y
sintiendo un gran pesar, he de dar la razón a algunos de los líderes
al decir que la Orden ha padecido innumerables bajas que todos hemos
llegado a sufrir en gran medida. Contando con que la mayoría de
miembros que componen dicho grupo son demasiado jóvenes para
enfrentarse ante tales adversidades además del hecho de que los
veteranos ya habéis padecido mucho sufrimiento... creo que la Orden
debería...deshacerse.
Sus pies pisaron aquellas tierras no
por primera vez. El brujo sintió una sensación de desasosiego al
recordar tras los años que habían pasado, que aquel lugar seguía
tal cual lo había dejado la última vez que había estado allí,
sembrando la duda en su interior de si realmente la Orden se había
confiado hasta tal punto de olvidarse de él. Por otro lado, era lo
que más sentido tenía ya que para aquellos a los que consideraba
sus enemigos, él llevaba varios años muerto. Chasqueó los dedos y
caminó con paso firme acompañados de aquellos a los que consideraba
su nuevo grupo. Sus pisadas hacían que la hierba a su alrededor se
deshiciese en cenizas, e incluso tras su paso podía observarse
claramente como una capa de oscuridad inundaba allá por donde
pasaba. Vagó hasta el gran portón que se alzaba imperecedero ante
sus ojos donde se situaba la entrada a esa parte del castillo Doe, y
depositando ambas manos sobre él, hizo explotar el mismo en mil
pedazos. Examinó el largo corredor rojizo y dorado que no había
variado en años y entonces su susurro golpeó a sus seguidores como
si de una rotunda orden se tratase.
-Matadlos a todos.
El bullicio se había propagado
rápidamente entre los asistentes a la asamblea, y aunque sabía que
todo sería en balde, Alice no hacía otra cosa que intentar
desbancar al caminante usando cuantas balas tuviera en su recamara.
-¡No vengas con esas, todos aquí
saben qué es lo que te mueve!-gritó la bruja a Garrett.-¡No logras
engañar a nadie!
-¡Las razones por las que yo actúe no
son de tu incumbencia!
-¡Si lo son cuando me afectan!
-¡Guardad silencio!-protestó el
cruzado.
-¡Ya has oído, entrega los talismanes
y desapareced de una vez!-exclamó el caminante.
-¡El talismán que muestra el futuro
lo creamos, como bien dijiste sin vuestro permiso, con lo cual nos
pertenece exclusivamente a nosotros, no creáis que os lo vamos a
entregar tan fácilmente!-dijo la guardiana.
-Alice, eso incumple las normas
acordadas.-añadió el cruzado.- debeis entregar los dos talismanes.
-¿Quieres saber realmente lo que me
importan las normas en estos momentos?
Zephiel se incorporó en su asiento
apoyando los brazos en sus piernas y frunciendo el ceño al ver como
la situación tomaba un cariz amenazante. Sin previo aviso observó
como Thomas daba un respingo en su butaca y lo miró preocupado
temiendo que el sobresalto fuera por la agresividad de las palabras
que estaban teniendo lugar. Segundos después Brandon se puso en pie
cambiando su rostro.
-Silencio...-dijo el mercenario en lo
que fue casi un murmullo que quedó eclipsado por los gritos.-¡Que
os calléis!-vociferó mientras se concentraba.
El grupo enmudeció. Brandon miró a la
druida que se puso en pie rápidamente erizando sus largas orejas.
-¿Qué ocurre McAllan?-preguntó el
cruzado.
-Algo... no va bien...-insinuó
Brandon.
Zephiel se percató de que Thomas
también permanecía atento.
-¿Pasa algo Thomas?-susurró el
guerrero.
-Se ha.... se ha oído un gran ruido...
y ahora...se oyen gritos o algo parecido...-respondió el joven con
el rostro pálido.
-Preparaos, creo que tenemos visita.-
dijo el guerrero en voz baja al resto de los miembros de la Orden.-
Thomas, escóndete tras las sillas y no salgas hasta que yo te lo
diga. Khairos no te separes de él.-ordenó el guerrero.
Brandon oyó lo que parecían ser
varias explosiones cada vez más cercanas.
-¡A las armas!-gritó el mercenario
rápidamente alertando a los allí presentes que se incorporaron al
instante.
Un estruendo irrumpió en la sala
destrozando las puertas repentinamente por varias bolas de fuego. El
brujo se adentró con paso decidido hasta detenerse frente al grupo
enmudecido.
-Tu...-dijo Alice abrumada poniéndose
en pie y apretando los puños con fuerza.- No es...posible...
La guardiana se fijó en el brujo de
cabellos rubios al que todos allí conocían como Raymond. Su ira
comenzó a crecer cuando recordó las innumerables batallas que
habían librado contra él en los últimos años, y las pérdidas que
había causado el humano simplemente por su sed de venganza. Alice se
sintió desconcertada, la Orden había logrado acabar con él hacía
tiempo, sin embargo, allí estaba, con ansias una vez más de cumplir
su cometido. Brandon levantó sus espadas ante el enemigo
posicionándose delante de la bruja para evitar que pudiera hacer
alguna estupidez. El mercenario sabía que el odio de Alice hacia el
brujo estaba más que justificado, ya que gracias a él había
perdido al hombre que más quería.
-Vaya, veo que apenas habéis
cambiado.-dijo Raymond.
-¿Qué haces tu aquí?-preguntó el
cruzado.-Márchate antes de que acabemos contigo, no tienes derecho
a...
El brujo chasqueó sus dedos nuevamente
y más de una decena de enemigos entraron en la estancia colocándose
a su alrededor.
-No he venido para dialogar...¡Acabad
con todos!-ordenó.
Los esbirros de Raymond obedecieron
fielmente. La mayoría del grupo estaba formado por humanos
caballeros de la muerte, brujos, guerrero o incluso asesinos que se
abalanzaron con presteza dando comienzo a la batalla.
Zephiel aprovechó que varios de los
suyos intentaban frenar el avance y saltó desde las gradas acortando
rápidamente la distancia hasta el suelo. Sujetó la mesa central con
fuerza volteándola de manera que quedara de forma vertical creando
una especie de barrera.
-¡Thomas, Khairos, venid rápido!
El joven salió de su escondrijo y se
acercó hasta el borde del palco donde Zephiel le ayudó a bajar
mientras el sacerdote saltaba desde lo alto con sumo cuidado. El
guerrero los condujo hasta la parte que cubría la mesa.
-Thomas, ¿Ves ese barco?-señaló el
navío de los mercenarios a través de la cristalera.- Necesito que
hagas un portal hasta allí, y que sea rápido.
-Lo... lo intentaré.-tartamudeó el
joven.
-No lo intentes, hazlo. Khairos tu
protégelo a cualquier costa.-ordenó refiriéndose al huargen.
Los mercenarios bajaron rápidamente al
igual que el resto de grupos y comenzaron a luchar acaloradamente
contra sus enemigos. Ricko atacaba sin cesar con sus sables, al igual
que hacía el joven Strang. Los Doe por el contrario permanecían más
en guardia protegiéndose los unos a los otros, evitando que tomaran
toda la sala. Azurin se transformó en un gran oso
desgarrando a un brujo que se cruzaba en su camino, ayudada por Ireli
y Garrett que iban acabando con aquellos que se acercaban a ella.
Marther observó que tras las destrozadas puertas esperaban aún más
enemigos de los que podrían soportar.
-¡Los magos, cread un portal!-gritó
el cruzado.
-¡Cedric al barco!-le indicó el líder
de los mercenarios
-¡Entendido! ¡Ricko, Carsnten, Ivy,
cubridme, necesitaré algo tiempo!-exclamó el ilusionista.
Cedric se ocultó tras sus aliados para
poder concentrarse mientras sus compañeros hacían lo propio.
-¡Acabad con los magos!.-gritó
Raymond desde la retaguardia.
Uno de los caballeros de la muerte
cortó el cuello de Sarah, la maga recluta de la casa Doe
que intentaba hacer un portal, mientras que Jake y Daphne el resto de
los recién unidos, cayeron fácilmente ante el filo de varios
enemigos.
Khaden retrocedió unos pasos mientras
se concentraba, tan solo necesitaba unos segundos más,
ya que su experiencia en este tipo de campo le favorecía con
respecto al resto de magos que se encontraban en la sala. Uno de los
guerreros se abalanzó sobre él haciéndole un profundo corte en el
costado obligándole a anular su hechizo. El mago se llevó las manos
a la herida tras sentir el doloroso tajo que comenzó a manchar su
camisa de sangre a pasos agigantados. El enemigo volvió a arremeter
una y otra vez sin éxito, hasta que el caminante trastabilló
cayendo de espaldas. Desde el suelo observó como levantaba su hacha
para asestar su golpe de gracia, pero entonces Khaden se concentró y un aura mágica rodeó a su adversario haciendo que se
moviese más y más lento. La flecha atravesó la sala clavándose en
la cabeza del enemigo fulminándolo al instante. Khaden miró a Draken y
asintió agradecido.
-¡Khaden!- dijo Ireli acercándose
hasta el mago herido.
-No es nada.-hizo un gesto de dolor al
incorporarse.
-Pierdes mucha sangre,...intenta
cubrirme desde aquí.-sugirió la paladina.-Evitaré que se acerquen.
-¡Portal listo jefe!-gritó Cedric.
-Entrad, rápido.- ordenó brandon que
se batía a duelo con un asesino.
-¡No entraremos sin ti!-gritó Ricko
mientras cortaba la garganta de uno de sus enemigos.
-¡He dicho que entréis!¡Debéis
preparar el barco para partir de inmediato!
Ricko miró a Brandon dejando escapar
una mueca de disconformidad y después al joven Strang.
-¡Cachorro, nos vamos!
Ricko y Carsnten entraron rápidamente
por el portal desapareciendo de la batalla. Cedric aguantó unos
minutos más hasta que un puñal se clavó en su hombro.
-¡Agh... maldita sea!-se quejó
arrodillándose.-¡Daos prisa, no podré aguantar... mucho más!...
-¡Ivy, entra con él!
-¿Qué harás tu?-preguntó la asesina
mientras agarraba al ilusionista por el brazo.
-No os preocupéis por mi, ¡Largaos!
El ilusionista se apoyó en la líder
de los asesinos y ambos cruzaron el portal segundos antes de
desvanecerse.
-¡Thomas, necesito que te des
prisa!-gritó Zephiel mientras atravesaba con su espada a un mago
enemigo.
-¡Ya casi está!-gritó desde su
posición el joven huargen.
-¡No saldremos de aquí con vida si no
te das prisa pequeño!-indicó Lorraine que se movía ágilmente entre los enemigos atacando con destreza usando su florete.
-¡Lo tengo!¡Ya está listo Zephiel!
Una descarga de las sombras golpeó a
Kathaisa que salió despedida por los aires girando hasta impactar
contra la parte baja del palco.
-¡Kathaisa no!-Zephiel corrió hasta
ella sosteniendo su rostro entre sus manos.-¡Khairos!
El joven sacerdote se acercó evitando
ser alcanzado por varios ataques de fuego, arrodillándose junto al
guerrero. Khairos se concentró implorando a la Luz para que sanase
las heridas de la ilusionista, sin embargo para la maga ya era
demasiado tarde.
-Zephiel... no... no reacciona.
-¡Inténtalo!-le ordenó poniéndose en
pie y observando la cruenta batalla que estaba teniendo
lugar.- ¡Cireni, Lorraine, entrad por el portal!
La joven espadachina y la chamán
obedecieron fervientemente y corrieron hasta Thomas cruzando sin
dilación.
-Zephiel no... puedo sanarla, ella...
-Cruza en portal, ¡Vamos!
-Pero no puedo, irme... mi padre....
-¡Que lo cruces!-gritó el guerrero
que cogía el cuerpo de la fallecida entre sus brazos.
El sacerdote asintió asustado
intentando buscar a su padre sin éxito antes de desaparecer con el
resto.
-¡Alice, vamos!.-gritó Zephiel
La bruja se giró ante el
grito del guerrero y mirando fijamente a Zephiel, negó con la
cabeza.
-No puedo hacerlo... juré que lo
mataría con mis propias manos.-dijo la bruja que seguidamente se
quitó el talismán y se lo lanzó al guerrero que lo atrapó al
vuelo liberando por unos segundos uno de sus brazos.
-Suerte Alice.
-Cuida de ellos.-se despidió la bruja.
-¡Daroudji!-gritó Garrett atrayendo
la atención del guerrero.-¡Cuida de él!-refiriéndose a Khairos a
lo que Zephiel respondió asintiendo.
Zephiel y Thomas cruzaron rápidamente
antes de que las fuerzas del joven mago comenzaran a fallar
dejándolos sin salida.
El grupo apareció en los jardines del
castillo, situándose a gran distancia del barco.
-Parece que Thomas no distingue bien
las distancias.-insinuó Lorraine.
-¡Te dije en el barco!-le espetó el
guerrero.
-He.. hecho lo que he podido...estaba
nervioso...
-Maldita sea...- maldijo el guerrero.
-No nos queda más remedio que darrrnos
prisa, o de lo contrarrio parrtirán sin nosotros.
-En marcha.-ordenó Zephiel asintiendo
ante las palabras de la draenei.
De repente se oyeron varios estallidos
seguidos de una gran columna de fuego y humo que se alzaba frente a
ellos obligándolos a retroceder. El navío se había hecho añicos ante sus ojos, de
lo cual ya solo quedaban trozos del mismo que ardían antes de
apagarse al hundirse bajo mar.
-Que demonios...-dijo la joven Leproux.
-¡Los mercenarios estaban
allí!-exclamó Khairos.
Zephiel se quedó paralizando ante la
dantesca escena observando como los restos desaparecían poco a poco.
-Solo nos queda salirr por el
puente.-dijo Cireni.
-No. Si contaban con que usaríamos el
barco.... también habrán contado con ello.-dijo el guerrero.-
Venid, conozco otro camino...
Los cristales de los grandes ventanales
salieron despedidos tras la explosión. La mayoría se giraron
atónitos por lo que acababan de presenciar.
-¡No!-gritó Brandon a medida que la
ira se adueñaba de si mismo comenzando a transformarse en huargen.
Marther sintió un gran pesar al no
saber que habría sido de su hijo tras la explosión, mientras que
Alice no pudo evitar ahogar un grito ante el destino que podían
haber sufrido el resto de los suyos.
Khaden miró su herida, se sentía cada
vez más débil aunque intentaba ayudar a sus compañeros en la medida
de lo posible. El mago caminó torpemente cayendo de rodillas junto a
Ireli que lograba protegerlo de cada enemigo que se acercaba.
-¡Khaden, no hagas esfuerzos! Estás
muy debilitado.
-Debemos sacarlo de aquí.-dijo Draken
que se aproximó hasta ellos agarrando con fuerza al mago
ayudándole a levantarse.
-Lo siento...-susurró el mago mientras
agarraba con fuerza el hombro de la caminante y la mano del joven haciendo acopio de sus ultimas energías.
-Que haces...¡Detente Khaden!...
Ireli miró sus manos que comenzaron a
brillar y a desaparecer grdualmente. Tras unos pocos segundos los dos jóvenes ya habían abandonado la sala apareciendo tan lejos de allí
que las tierras de los Doe tan solo podían distinguirse levemente
en el horizonte. Draken apareció junto a Ireli que se desplomó de
rodillas en la arena de la costa cubriendo su rostro de lágrimas de
impotencia por no poder salvar a aquellos a los que amaba.
Las fuerzas y ánimos del grupo
comenzaron a verse afectadas cuando los enemigos no dejaban de
aparecer.
Nathan no hacía más que pensar en
Katherina. Su amada no había asistido a la reunión, pero no había
sabido nada más de ella. Una sensación de amargura recorrió su
cuerpo. Fue entonces cuando observó como un guerrero atravesaba con
su espada a Julius que caía muerto al instante. Faby se abalanzó
sobre él, forcejeó aguantando los numerosos embates que realizaba
el corpulento enemigo y después fue derribada. Nathan corrió hasta
el enemigo haciéndole una profunda hendidura en un lateral antes de
que volviera a atacar a su compañera. Fue entonces cuando una bola
de fuego cruzó ante sus narices derribando a Aomme. La paladina
corrió para auxiliar a su hermana, pero era tarde.
Nathan sentía como sus fuerzas le fallaban hasta tal punto que sus
manos comenzaron a temblar. El paladín sintió un gran dolor que
recorrió su cuerpo, dejando caer su espada de entre sus manos y
observando como un filo le había atravesado por la espalda
sobresaliendo de su torso. El dolor se hizo insoportable cuando el
enemigo extrajo la espada del cuerpo de éste, dejando caer al mismo
sin apenas fuerzas hasta desangrarse.
El grupo de la Orden cruzó a prisa el
patio principal mientras se dirigían hacia un pequeño mausoleo
situado en la zona oeste del castillo. Zephiel cargaba con el cuerpo
sin vida de Kathaisa mientras el resto le seguía sin separarse ni un
instante. Al fondo observaron como varios enemigos hacían guardia,
seguramente para evitar que nadie escapase vivo de allí.
-¡Acabad con ellos!-grito el guerrero.
Lorraine se acercó a Zephiel
quitándole varias dagas de su arnés, se detuvo varios segundos
mientras cerraba su ojo izquierdo apuntado. La daga surcó el aire
con celeridad atravesando la garganta de un brujo. Un rayo impacto
contra el segundo enemigo que no pudo siquiera reaccionar ante la
muerte del primero, y el tercero fue abatido por varios hechizos de
luz que le golpearon hasta en tres ocasiones dejándolo casi muerto.
Thomas rugió transformándose en huargen y corrió a cuatro patas
hasta el enemigo arrodillado propinándole un zarpazo que rasgó la
yugular.
El grupo se acercó hasta una fina
valla de metal que Zephiel derribó de una patada. Entregó el cuerpo
de la ilusionista a Khairos mientras intentaba abrir con varias
embestidas la gran puerta de piedra que daba paso al interior del
mausoleo.
-Maldición, está cerrada.
-¿No hay forrrma alguna de
abrirrrla?-preguntó Cireni
-Solo teniendo la llave o desde dentro.
-¿Desde dentro?
-Estas cosas pueden abrirse desde
dentro con el fin de que no se encierre a nadie en su
interior.-explicó el guerrero mientra golpeaba de nuevo.
Zephiel había estado dentro alguna que
otra vez, sin embargo se aseguró antes de hablar de que su plan
pudiera tener éxito.
-Tengo una idea. El techo es de
cristal.-señaló hacia arriba donde se encontraba el límite de
piedra a varios metros de altura.-Lorraine te necesito.
La joven asintió rápidamente mientras
retrocedía sobre sus pasos. Zephiel se arrodilló juntando ambas
manos.
-¿Lista?-preguntó el guerrero.
Lorraine dio varias zancadas lo más
rápido que pudo hasta apoyar su pie en las manos de su compañero,
sintiendo de repente como el impulso la elevaba hasta una gran altura
para caer en la cima del pequeño edificio de piedra.
-Vaya salto.-dijo Thomas.
Lorraine caminó por el techo compuesto
de grandes láminas de cristal, fijándose en su interior. Se colocó
cuidadosamente en el centro de uno los cristales y mientra se rodeaba a si
misma con sus brazos, saltó sobre su posición destrozando el suelo
bajo sus pies.
La puerta se abrió rápidamente por la
joven que tenía varias magulladuras en los brazos y un trozo de
cristal clavado en el muslo.
-Buen trabajo Lorraine.
En el interior del mausoleo había una
gran estatua de un caballero sosteniendo una espada entre sus manos.
A primera vista tan solo había temas decorativos sin ninguna salida.
-Intenta atrancar la puerta Cireni,
Khairos sana a Lorraine.-dijo Zephiel mientras tomaba de nuevo el
cuerpo de la maga para dejarlo cuidadosamente en uno de los numerosos
bancos de piedra que componían la sala.
-Aquí no hay salida, ¿Cómo vamos a
huir?.-preguntó Thomas mientras se agitaba nervioso
permaneciendo aún en forma de huargen.
-¡Ayúdame a empujar Thomas!-dijo el
guerrero que puso sus brazos en la base de la gran estatua.
-Pero... esperad, ¿Qué vas a
hacer?-preguntó Khairos.-Esa es la tumba de Lord Cross Nesai.
-Lord Doe fue enterrado en
Ventorrmenta.-respondió la draenei mientras colocaba varias tablas
de madera junto a la puerta.
-Entonces...-Khairos entendió que
ocurría observando como entre el huargen y el guerrero empujaban la
estatua.
Entre ambos lograron derribarla
quebrándola en un sinfín de fragmentos cuando entró en contacto con
el suelo. Zephiel abrió lo que parecía ser una pesada trampilla que
aguardaba oculta bajo la escultura. Nada más abrirla el grupo pudo
ver unas largas escaleras que conducían a un estrecho pasadizo.
-Coged las antorchas.-ordenó el
guerrero.- Este túnel lleva hasta el otro lado de la costa.
-¿Qué ocurre con Alice y con el
resto?
-Ya no podemos hacer nada por ellos
Lorraine.-dijo Zephiel apesadumbrado.-Alice quería que os pusiera a
salvo.
Garrett se detuvo unos segundos para
coger aire mientras miraba a su alrededor. La mayoría de sus
compañeros ya habían caído, incluso Azurin, que había sido
dañada gravemente tras impactar sobre su cuerpo varios hechizos de
sombras. Los que quedaban intentaban resistir como podían, pero
sabían que era imposible salir victoriosos de esa lucha. Quizás
ahora lo único que buscaban era ganar tiempo por si alguien había
logrado escapar. Garrett observó apesadumbrado el cuerpo de Khaden
que yacía en el suelo, y después se fijó en el de Nathan, que
permanecía tumbado sin moverse sobre un charco de sangre. El
caminante observó como Brandon recorría la sala acabando con varios
enemigos, usando tanto sus espadas y puñales como sus propias garras
para aniquilar todo el que se enfrentara a él. De repente el huargen
recibió el impacto de varios ataques lanzándolo por los aires
bruscamente hasta caer de bruces contra el suelo. Alice lo buscó con
la mirada y corrió hasta él mientras Marther, Garrett y pocos más
intentaban poner freno a los enemigos. La bruja tembló al
arrodillarse junto al mercenario que permanecía sin poder moverse
por el daño de los ataques que había recibido. Su aspecto cambió
al de humano dejando ver una gran herida en el pecho.
-Brandon aguanta.-le susurró Alice
mientras acariciaba su afligido rostro recordando temerosamente la situación similar que había vivido tiempo atrás.
-Lo siento... Alice.-susurró el mercenario tosiendo.
-Aguanta por favor, te sacaré de
aquí...-prometió la humana.
Raymond entró de nuevo en la sala
aproximándose a los pocos miembros que quedaban en pie, dibujando
una sonrisa en su rostro. Varios de sus súbditos golpearon a Garrett
y Marther logrando arrebatarles sus armas y obligándoles a
arrodillarse frente al brujo. Raymond se acercó lentamente y apuñaló
al cruzado provocando que Garrett se abalanzara antes de ser
nuevamente reducido.
-Quiero que veáis que se siente al
perder todo lo que conocíais...-dijo el brujo mirando al
caminante.-Vosotros me arrebatasteis mi vida,... y yo haré lo mismo
con la vuestra. Pero no antes sin veros sufrir y suplicar.
-¡Jamás te suplicaré hijo de perra!-
gritó Garrett escupiendo a los pies del humano.
Alice dejó derramar algunas lágrimas
viendo como las energías de Brandon se esfumaban poco a poco ante
sus ojos. La bruja cogió un puñal del cinturón del mercenario
ocultándolo en su mano mientras se incorporaba llena de ira. Alice
corrió hasta Raymond derribando a varios enemigos en su camino a la
vez que esquivaba varios hechizos por parte de estos. Corrió sin
detenerse invocando varias bolas de fuego que el brujo neutralizó con un solo
movimiento de su mano. Cuando ya estaba lo bastante cerca sacó el
cuchillo y rápidamente intentó clavárselo en el corazón, sin embargo
cuando éste estuvo a punto de entrar en contacto con su piel, se
detuvo. Su brazo no podía moverse, no podía hacer aquello que tanto
deseaba, su cuerpo se había paralizado por completo quedándose a
pocos centímetros del rostro de su enemigo. Raymond agarraba con una
mano el brazo de Alice, haciéndose con su puñal, mientras que con
la otra mano la agarró del cuello.
-Ya tuviste tu oportunidad de matarme
Alice...y la dejaste pasar.-dijo el brujo.-¿Cuantos más van a tener
que morir por ti?...
Garrett observaba la situación
mientras poseía una espada en el cuello.
-Malnacido...-dijo la bruja.-Acabaré
contigo... y si no lo hago yo, alguien lo hará por mi. Puedes contar
con ello.
-No creo que ahora mismo estéis en
posición de hacer nada..., dejad vuestras promesas para aquellos que
se las crean...-susurró Raymond.- Lo siento Alice pero tu tiempo se
ha terminado...
La bruja sintió como el puñal que
había portado minutos antes se abría paso en su abdomen desgarrando
su piel allá por donde pasaba. No pudo reprimir un grito de dolor al
sentir el enorme sufrimiento de la punzada. El brujo derribó a la
humana lanzándola varios metros atrás, golpeándose al caer contra el
suelo. Alice se miró las manos ensangrentadas mientras posaba una de
ellas sobre el profundo corte, avanzó arrastrándose por el suelo
hasta donde se encontraba el líder de los mercenarios que descansaba
inerte con los ojos abiertos. Alice agarró su mano mientras el
llanto se apoderaba de ella. Giró la vista hacia su enemigo
observando como ensartaba al caminante con una espada y después
acababa con la vida de los pocos que habían resistido hasta el
final. La bruja comenzó a ver como todo a su alrededor se apagaba,
como se tornaba gris sin poder distinguir nada más que oscuridad,
sintiendo como su alma se liberaba de su delicado cuerpo y observando
levemente desde el aire, la grotesca escena en la que la mayoría de
miembros habían caído bajo la sed de venganza de alguien que antes
había sido uno de ellos.
Alice se despertó bruscamente entre
gritos sobresaltando a Brandon que hasta entonces descansaba
plácidamente junto a la bruja. Sus manos comenzaron a temblar y
mientras gritaba, su respiración comenzó a acelerarse a la vez que
su cuerpo se convulsionaba aterrorizada por los hechos que había
presenciado
-¡Alice, Alice, tranquila, no pasa
nada, yo estoy aquí!.-dijo el mercenario arrodillándose en la cama
intentando tranquilizarla sin éxito.-Alice estás a salvo,
tranquila...
Brandon corrió hasta la puerta
abriéndola apresuradamente saliendo hasta el pasillo.
-¡Auxilio, necesito ayuda!
El mercenario corrió hasta su amada nuevamente intentando rodearla con sus brazos para calmar su respiración.
Thomas abrió rápidamente la puerta de
su habitación y tanto él como el joven sacerdote se asomaron sin
saber a qué venían esos gritos. La puerta de enfrente se abrió de
repente y Zephiel salió hasta el pasillo.
-Vosotros volver adentro.-indicó a los
jóvenes.- y no salgáis hasta que yo os lo diga.
En ese momento Lorraine pasó a toda
prisa por delante de ellos hasta llegar la habitación de Alice, irrumpiendo
en la escena. Zephiel se acercó rapidamente observando como la bruja
era tranquilizada tanto por su amado como por la joven. El guerrero
permaneció en la puerta para bloquear la entrada de cualquiera que
quisiera saber qué era lo que ocurría.
-Ha tenido una pesadilla,-dijo
Brandon.-hacía tiempo que no tenía una tan fuerte.
Lorraine acarició los largos cabellos
de la bruja mientras intentaba calmarla cuando su mirada se desvió
instintivamente hacia la mesilla de noche donde se encontraba el
talismán brillando.
-No ha sido una pesadilla... ha sido
una visión.-dijo señalando el talismán a Brandon.
-¿Qué es lo que has visto
Alice?-preguntó el mercenario acariciando su rostro.
-Él... él..., está vivo.-tartamudeó
mientras se mecía alteradamente sobre si misma.-Vendrá... a por
nosotros, y no podremos... detenerle.