Sus dedos se aferraron con fuerza a la
cubierta de aquel misterioso y siniestro libro abarrotado de extraños
símbolos y oscuros secretos. Pensó tan solo por unos segundos en
deshacerse de él, evitando así aquella trágica burla que el
destino le había preparado, sin embargo, la curiosidad de Azrhael
crecía por momentos. Puede que la temeridad o la locura fuera la
palabra que cualquiera usaría para describirlo como persona, pero él
veía más un reto, un desafío, un acertijo que debía ser
desenmascarado sin importar las pérdidas, ya que quizás solo así
llegaría a conseguir sus más profundos anhelos.
Kyle recogió los últimos papeles que
el brujo había dejado en el escritorio de su casa. Se detuvo antes
de partir mientras examinaba en silencio al encargado de la casa
Leproux. Los ojos verdosos que contrastaban con la piel morena de
Azrhael no se separaban ni un momento del libro.
-¿Llevarás ese libro con vos, señor
Darkhollow, o querrá que lo guarde con el resto de pergaminos y
libros?
-Gracias Kyle.-respondió levantando la
vista un instante.- Este lo llevaré conmigo.
-Entendido, una pregunta señor
Darkhollow. Si vos y la señorita Licaia partís, ¿Quién se encargará
de todas las cuentas de la casa Leproux en vuestra ausencia?
Azrhael enarcó una ceja mientras
miraba al joven de arriba a abajo antes de responder.
-¿Para qué demonios crees que te
estoy pagando acaso?-respondió finalmente el brujo frunciendo el
ceño.
-Pero señor... aún no he recibido ni
una sola moneda de...
-¡Y con esa actitud no la recibirás
nunca!
-Pero señor, yo...
-Ya has oído bien Kyle, no hay más que
hablar de este asunto.
El joven empujó sus anteojos con el
dedo indice mientras bajaba los hombros apesadumbrado.
-Vamos Kyle, no te pongas así. Tienes
que pensar que es un orgullo trabajar para la casa Leproux... y lo
que es mejor, trabajar para mi.-Azrhael sonrió ante el joven que
ahora parecía más desilusionado si cabía. El brujo se percató de
las cualidades del joven y decidió probar suerte por una última vez
antes de partir. En silencio extendió los brazos y le entregó el
libro.
-¿Ves esto? Es imposible de abrir...
ya lo han intentado una veintena de personas. Si de verdad quieres
aumentar... o bueno,... comenzar a conseguir alguna ganancia,
encuentra la forma de abrirlo.
Kyle cogió el libro entusiasmado
mientras lo examinaba de arriba a abajo. Su amplia experiencia y su
amor por los libros serían más que suficiente para desentrañar el
secreto que guardaba ese extraño tomo. Mientras Azrhael terminaba de
recoger sus cosas y preparar su talega, Kyle en cambio se dedicó a
buscar la forma de demostrarle a su superior que su labor era más
importante de lo que se podría haber imaginado.
-Jefe..., disculpadme, entiendo que os hayáis esforzado mucho en mantener a salvo el... truco, pero este
tipo de rompecabezas no desafía la inteligencia de
nadie...-respondió el joven escriba mientras analizaba con unas
pinzas una de las hojas del libro.
-¿A qué te refieres?
-Es sencillo, mirad, el broche que
finge cerrar el libro, está unido a ambas cubiertas. Esto significa
que... esta unión nunca se abrirá, por mucho que se fuerce. Está
pegado por así decirlo.-dijo Kyle mientras tiraba del enganche que unía ambas tapas del susodicho libro.
-Ese libro lo ha abierto más gente,
joven. Es absurdo que digas que no es posible que se pueda abrir.
-No he dicho eso. El broche está unido
potentemente, pero mirad.-Kyle usó sus pinzas para atrapar una de
las hojas que podían verse entre las dos cubiertas del libro. El
escriba tiró de la hoja rasgando una larga tira delgada compuesta
del blanquecino papiro.- Si lo que se ve fueran hojas de verdad... no
hubiese arrancado una tira uniforme, sino un trozo más redondeado o
media pagina... aquello que la pinza y mi fuerza hubiese podido
separar del resto.
-Al grano Kyle, ¿Qué demonios quieres
decir?
-Fácil jefe, la apertura del libro no
es esta... sino esta...
Kyle giró el libro, y cogiendo un
punzón de su bolsa hizo palanca en el lomo del libro. Un trozo del
mismo cayó al suelo dejando entrever un sin fin de páginas que
ahora aguardaban esperando ser leídas.
-Estás diciendo que... ¿Lo hemos
estado intentando abrir por el lomo todo este tiempo?-preguntó
Azrhael incrédulo mientras se sentía la persona más estúpida del
firmamento en aquellos momentos.
-Si bueno... estaba muy bien hecho. No
era culpa vuestra, yo he pasado mucho tiempo entre libros y sé cómo
están hechos. Aquel que haya hecho esto, ha puesto todo su empeño
en que nadie lo descubriese tan fácilmente.
Kyle abrió el libro al terminar de
hablar. De repente un haz de luz verdosa salió desprendida por la
habitación. Azrhael retrocedió varios pasos, ni siquiera había
tenido tiempo de avisar al escriba cuando un grotesco y robusto brazo
cubierto de humo y sombras de color verde oscuro salió del libro
agarrando al joven del cuello. La bestia sacó otro brazo y
apoyándose en el suelo salió a flote desde el misterioso objeto
mostrando así su demoníaco rostro. El brujo retrocedió al ver lo
ocurrido hasta sentir que su espalda entraba en contacto con la
pared. El demonio estrangulaba al joven que agitaba los pies en el
aire mientras intentaba aferrarse a los grandes dedos del monstruo que
rodeaban su cuello.
-¿Eres tú el que ha encerrado parte
de mi alma en este maldito y mundano objeto?-preguntó el demonio en
un excelente idioma común.
-No... yo...-balbuceó el escriba.
-Lo suponía....
El rostro y el cuerpo del joven comenzó
a consumirse poco a poco hasta terminar convertido en una montaña de
ceniza en el suelo de la habitación. Azrhael permaneció impactado
al ver la escena. El demonio giró sobre si mismo mientras parte del
torso junto con sus brazos y cabeza permanecía fuera del libro.
-Vamos... acércate... no tengas
miedo...-susurró el demonio al ver a Azrhael en un extremo de la
habitación.- ¿Acaso eres tú el que me ha encerrado aquí?...
Los ojos viles del demonio se clavaron
en los del brujo, que intentaba acelerar el ritmo de sus pensamientos
de manera que pudiera salir de esa situación con vida. Azrhael reconoció algo en sus palabras... quizás hubiese pasado
desapercibido pero la forma de ese demonio, su voz, su lenguaje... le
recordó a cuando un brujo usa el poder de los demonios para realizar
una metamorfosis para tomar momentáneamente la forma de estos.
Entonces todo encajó en su mente, debía ser listo y jugarse todo a
cara o cruz si quería sobrevivir.
-No puedes hacerme nada demonio... o
debería decir...Kanrethad.-dijo el brujo seguro de sus palabras.-O
al menos.. parte de lo que en su día fuiste...
Azrhael remangó la manga de su toga y
mostró el brazo donde se dibujaron un sinfín de líneas púrpuras
que terminaron en un circulo con un pentagrama en la palma de su
mano.
-¿Crees que no puedo matar a un brujo?
Estás equivocado....
El espejismo de Kanrethad alzó su
brazo para golpear al brujo pero sin preverlo su mano impactó con un
escudo mágico que brilló en forma de reflejo tras el golpe.
-Sabes que eso no me
detendrá...-susurró el demonio.
-Lo sé, pero deberías saber que si
buscas salir de ahí... no estás siendo inteligente matando a
aquellos que descubren tu presencia.- Azrhael analizó el rostro del
demonio tras estas palabras, sonriendo al ver la angustia reflejada
en el mismo.- Soy un brujo, un pactista... y creo que si quieres
podrías matarme, pero no vas a encontrarte con muchos más como
yo... así que, si eres algo... sagaz, deberías confiar en mi.
-Me sacarás de aquí... o de lo
contrarío consumiré tu alma... como he hecho con muchos antes...
-Hasta ahí estamos de acuerdo, pero
necesitaré tiempo...
-Tendrás diez días...
-Un año.-contradijo el brujo
observando como el demonio fruncía el oscuro ceño apenas visible.
-Seis meses...
-Trato hecho, como contraparte... queda
decidir que ganaré yo a cambio por ayudarte.
-¿Qué quieres brujo? No me hagas
perder más el tiempo...
-Me enseñarás el secreto del fuego
vil.
-Ja ja ja.- el demonio rió ante la
propuesta del humano.- Que así sea... aunque no te servirá de nada,
cuando haya destruido Azeroth...
El demonio desapareció en un remolino
de luces encerrándose de nuevo en el libro, que se cerró tras de
sí. Azrhael avanzó lentamente y cogió el pesado libro del suelo,
mientras acariciaba la cubierta sonrió murmurando.
-No tienes secretos para mi
Kanrethad... tu aprendiz fue mi maestro. Sé como piensas y sé como
detenerte.
Un sonido en la puerta alertó al brujo
que introdujo rápidamente el libro en su talega y la cargó al
hombro.
-Azrhael venía a ver si ya estabas
listo para...-Licaia entró en la habitación y observó extrañada
el decorado que había dejado todo lo ocurrido tras de si-Azrhael...
-Licaia miró al brujo, el libro y por ultimo el montón de ceniza
del suelo.
-Nos vamos.-respondió mientras
agarraba a la huargen del brazo y tiraba de ella.
Ambos caminaron rápidamente por las
calles de Forjaz que parecían más desiertas que nunca.
-Azrhael... ¿Qué es lo que ha
ocurrido? No será...
-Es el libro sí, y lo que has visto
eran... los restos de Kyle.
-Azrhael, creo que tienes un problema
con los libros... ¿Es algo genético? ¿Has pensado en buscar.. no
sé, otra afición? ¿Algo más seguro tal vez?
-La lectura está sobrevalorada si...lo
intentaré para la próxima vez, ahora date prisa.
-¿Cuanto tiempo tenemos esta
vez?-preguntó la huargen arqueando una ceja
-No mucho Licaia, no mucho.
-¿A dónde vamos? ¿Qué pasa con los críos?
-Maldita sea... los críos...-dijo deteniéndose en seco mientras se masajeaba la frente con la
mano.-está bien, tu ve a buscarlos, yo me adelantaré, os esperaré
en el anden del tranvía. Licaia, date prisa.
-Entendido.
Azrhael caminó a paso ligero hasta que
se adentró en los túneles donde se situaban los andenes para tomar
el tranvía, no sin antes esquivar un par de ratas que plagaban la
zona campando a sus anchas por aquel sucio lugar. Suspiró mientras
se aseguraba de que el próximo tren llegaría tan solo en unos
pocos minutos, mientras que imploraba para el grupo regresara a
tiempo y no tener que esperar más de lo necesario. Fue entonces
cuando sintió que alguien había golpeado levemente su hombro en un
par de ocasiones con el fin de atraer su atención.
El brujo se giró casi agradecido de la
celeridad que se habían dado los críos cuando sintió un duro golpe
en la mandíbula que le obligó a trastabillar cayendo de espaldas al
suelo. Khaden sacudió su dolorida mano tras el puñetazo que le
había propinado al brujo.
-¿Pero qué demonios...?-murmuró
Azrhael mientras se llevaba las manos a la boca y limpiaba con sus
dedos un hilo de sangre que descendía de su labio. El brujo tornó
su expresión mientras se incorporaba.
-Espero que el aviso haya quedado
bastante claro.-dijo el mago mientras permanecía en una postura de
superioridad.
-Lo que ha quedado claro... es que no
sabes quien soy...
Los ojos de Azrhael se tornaron oscuros
mientras las líneas de la piel de su brazo brillaban más que nunca
en ese tono púrpura característico de su maldición. Una especie de
látigo mágico cruzó rápidamente la distancia entre él y su
oponente para rodear el cuello del mago. Khaden intentó deshacerse
el yugo maléfico pero fue demasiado lento, antes de que pudiera reaccionar, Azrhael había logrado atraparlo y con ello había
conseguido tenerle en el punto que necesitaba para acabar con él. El
brujo no tuvo contemplaciones en asfixiar poco a poco a su adversario
mientras este comenzaba a elevarse en el aire sujeto por el oscuro
látigo. Ni siquiera se detuvo cuando el resto del grupo llegó al
anden, ni tras oír los gritos de Ireli que era sujetada por el resto
de sus compañeros para que no interfiriera en la batalla.
Khaden intentaba liberarse de aquella
fuerza pero sentía cada vez más la falta de aire. En su último
aliento el mago aprovechó para liberar su mente de las ataduras
demoníacas y realizando un ligero gesto con la mano el mago
desapareció de repente. Azrhael miró a su alrededor anonadado,
preguntándose como había logrado evitar su ataque. Bastaron unas milésimas de segundo para que la traslación mostrara de nuevo al
mago. Su mirada fulminó al brujo que permaneció alerta a cualquier
movimiento por parte del mago.
-Así que quieres jugar duro... yo también puedo ser duro...-amenazó Khaden realizando un hechizo que
invocó un gran bastón cristalino de color azulado en su mano
derecha.
-¡No! ¡Deteneos! ¡Parad!-gritó Ireli
que forcejeaba con el resto de sus compañeros.
Lynnette y Jace agarraron a la joven
por los brazo mientras que Brandon se colocó delante de ella para
evitar que saliera perjudicada.
-Esta no es tu guerra Ireli...-susurró
el mercenario mientras se giraba para tranquilizar a la paladina.
Khaden invocó varió misiles arcanos
que de dirigieron rápidamente hacia el brujo. Azrhael cogió su
bastón colocándolo frente a él en posición vertical. Los misiles
chocaron con un escudo mágico que protegía al brujo. Tras parar
cada uno de los ataques, lanzó varias descargas de las sombras que
giraban en el aire con la intención de neutralizar al mago. Khaden
esquivó los ataques mientras avanzaba rápidamente hasta la posición
de su enemigo. Sus manos se movieron al mismo tiempo para lanzar una
gran tromba a escasos metros del brujo, pero Azrhael se apartó a
tiempo. Aprovechando la falta de energía del mago y por lo tanto su
escasa potencia de fuego, el brujo golpeó con el bastón al mago en
el pecho y acto seguido atravesó con la punta afilada situada al
extremo inferior del mismo, el pecho de su enemigo.
El mago cayó de rodillas con la cara
desencajada mientras una gran mancha de sangre roja cubría su
camisa, que aumentó de tamaño cuando el brujo extrajo en un rápido movimiento la punta de su arma. Los gritos de asombro del grupo
cesaron ante los oídos de Khaden, que miró el suelo desorientado
mientras se precipitaba de rodillas. Los ojos del humano se fijaron
en sus manos que comenzaron a brillar, y poco a poco ese extraño
brillo azulado se convertía en nada. Desapareciendo completamente de
aquel lugar sin dejar rastro alguno tal cual haría un mero reflejo.
Azrhael bajó su arma relajado
preguntándose que diantres había pasado. Fue entonces cuando sintió
un sólido dolor en el cuello que golpeaba su garganta impidiéndole respirar.
-Te has metido con el mago
equivocado...-dijo Khaden que sujetaba fuertemente el bastón con el
que intentaba asfixiar a su adversario.
Azrhael cayó lentamente de rodillas
mientras agarraba el arma de su enemigo que apretaba su cuello con la
intención de liberarse. Khaden empujó al brujo hasta que quedó
tumbado en el suelo y clavó su rodilla en la espalda de su enemigo
sin detener su ataque.
Un estruendo desvió la atención del
mago que se percató de que el tranvía se aproximaba a la zona.
-Estas de suerte brujo, vamos a jugar a
un juego.-le susurró Khaden al oído.
El mago propinó varias patadas en el
costado al brujo y lo arrastró hasta el borde del anden. Khaden
pisó el cuello del brujo mientras se aseguraba que la cabeza
sobresaliera del límite de piedra donde se sobrevenía el hueco por
el que transitaban los vagones.
-Te quedan pocos segundos para
rendirte... y alejarte de los muchachos. De lo contrario, los enanos
recogerán tu cabeza de entre los hierros del tranvía. Tu decides.
Azrhael se sintió demasiado débil como
para resistirse o repeler a su enemigo nuevamente. Su cuerpo estaba
totalmente dolorido y el poco aire que absorbía era lo que le
separaba de una muerte segura.
-¡No lo hagas Khaden! ¡Tu no eres
así!- gritó Ireli desde la entrada del túnel donde estaba situado
el resto del grupo.
El mago ignoró las palabras de la
joven
-Se acaba tu tiempo brujo...-amenazó.
Khaden permaneció inmerso en sus actos
hasta que sintió un profundo dolor en la espalda provocando que
saliera despedido por los aires hasta caer de bruces en el anden
contiguo. El mago sacudió la cabeza mientras se recomponía, apoyó
una rodilla en el suelo descargando el peso de su cansado y dolorido cuerpo en ella. Khaden recorrió la zona con la mirada y vislumbró
como Licaia bajaba su mano cubierta de un aura cárdena. El ceño del
mago se frunció cuando la huargen se acercó hasta Azrhael para
ayudarlo.
-Él no está solo...-respondió Licaia
ante la fulminante mirada del mago mientras ayudaba a su compañero a
ponerse en pie.
Los vagones se detuvieron entre ambos
enemigos, separándolos momentáneamente. Azrhael subió lentamente
ayudado por la huargen y se giró hacia el grupo. Extendió su mano
ante Ireli y el resto para que se unieran a ellos, y segundos después
el grupo ocupó cada uno de los vagones.
Ireli miró a Khaden con sus ojos
empañados en lágrimas mientras éste permanecía arrodillado en el
robusto suelo de piedra.
-Lo siento Khaden... espero que lo
entiendas...
El tranvía se puso en movimiento
poniendo distancia entre ambos bandos, y alejando así a Ireli y al
resto del que había sido hasta entonces su maestro, sin saber si
volverían a reencontrarse algún día.
_________________________________
(Final alternativo)
El brujo se giró casi agradecido de la
celeridad que se habían dado los críos cuando sintió un duro golpe
en la mandíbula que le obligó a trastabillar cayendo de espaldas al
suelo. Khaden sacudió su dolorida mano tras el puñetazo que le
había propinado al brujo.
-¿Pero qué demonios...?-murmuró
Azrhael mientras se llevaba las manos a la boca y limpiaba con sus
dedos un hilo de sangre que descendía de su labio. El brujo tornó
su expresión mientras se incorporaba.
-Espero que el aviso haya quedado
bastante claro.-dijo el mago mientras permanecía en una postura de
superioridad.
-Lo que ha quedado claro... es que no
sabes quien soy...
Los ojos de Azrhael se tornaron oscuros
mientras las líneas de la piel de su brazo brillaban más que nunca
en ese tono púrpura característico de su maldición. Una especie de
látigo mágico cruzó rápidamente la distancia entre él y su
oponente para rodear el cuello del mago. Khaden intentó deshacerse
el yugo maléfico pero fue demasiado lento, antes de que pudiera reaccionar, Azrhael había logrado atraparlo y con ello había
conseguido tenerle en el punto que necesitaba para acabar con él. El
brujo no tuvo contemplaciones en asfixiar poco a poco a su adversario
mientras este comenzaba a elevarse en el aire sujeto por el oscuro
látigo. Ni siquiera se detuvo cuando el resto del grupo llegó al
anden, ni tras oír los gritos de Ireli que era sujetada por el resto
de sus compañeros para que no interfiriera en la batalla.
Khaden intentaba liberarse de aquella
fuerza pero sentía cada vez más la falta de aire. En su último
aliento el mago aprovechó para liberar su mente de las ataduras
demoníacas y realizando un ligero gesto con la mano el mago
desapareció de repente. Azrhael miró a su alrededor anonadado,
preguntándose como había logrado evitar su ataque. Bastaron unas milésimas de segundo para que la traslación mostrara de nuevo al
mago. Su mirada fulminó al brujo que permaneció alerta a cualquier
movimiento por parte del mago.
-Así que quieres jugar duro... yo también puedo ser duro...-amenazó Khaden realizando un hechizo que
invocó un gran bastón cristalino de color azulado en su mano
derecha.
-¡No! ¡Deteneos! ¡Parad!-gritó Ireli
que forcejeaba con el resto de sus compañeros.
Lynnette y Jace agarraron a la joven
por los brazo mientras que Brandon se colocó delante de ella para
evitar que saliera perjudicada.
-Esta no es tu guerra Ireli...-susurró
el mercenario mientras se giraba para tranquilizar a la paladina.
Khaden invocó varió misiles arcanos
que de dirigieron rápidamente hacia el brujo. Azrhael cogió su
bastón colocándolo frente a él en posición vertical. Los misiles
chocaron con un escudo mágico que protegía al brujo. Tras parar
cada uno de los ataques, lanzó varias descargas de las sombras que
giraban en el aire con la intención de neutralizar al mago. Khaden
esquivó los ataques mientras avanzaba rápidamente hasta la posición
de su enemigo. Sus manos se movieron al mismo tiempo para lanzar una
gran tromba a escasos metros del brujo, pero Azrhael se apartó a
tiempo. Aprovechando la falta de energía del mago y por lo tanto su
escasa potencia de fuego, el brujo golpeó con el bastón al mago en
el pecho y acto seguido atravesó con la punta afilada situada al
extremo inferior del mismo, el pecho de su enemigo.
El mago cayó de rodillas con la cara
desencajada mientras una gran mancha de sangre roja cubría su
camisa, que aumentó de tamaño cuando el brujo extrajo en un rápido movimiento la punta de su arma. Los gritos de asombro del grupo
cesaron ante los oídos de Khaden, que miró el suelo desorientado
mientras se precipitaba de rodillas. Los ojos del humano se fijaron
en sus manos que comenzaron a brillar, y poco a poco ese extraño
brillo azulado se convertía en nada. Desapareciendo completamente de
aquel lugar sin dejar rastro alguno tal cual haría un mero reflejo.
Azrhael bajó su arma relajado
preguntándose que diantres había pasado. Fue entonces cuando sintió
un sólido dolor en el cuello que golpeaba su garganta impidiéndole respirar.
-Te has metido con el mago
equivocado...-dijo Khaden que sujetaba fuertemente el bastón con el
que intentaba asfixiar a su adversario.
Azrhael cayó lentamente de rodillas
mientras agarraba el arma de su enemigo que apretaba su cuello con la
intención de liberarse. El brujo arrastró lentamente sus manos
hasta agarrar las muñecas del mago y comenzó a desprender calor
quemando la piel de su enemigo.
Khaden soltó el bastón rápidamente desprendiendo un grito de dolor. El brujo aprovechó la situación y
alcanzó el arma de su enemigo con la que segundos después le golpeó
en el costado rompiendo la vara en varios trozos.
El mago se abalanzó hacia el brujo y
forcejearon inmersos en una despiadada pelea mientras rodaban por el
suelo del anden. Azrhael golpeó la cabeza del mago contra el suelo
haciendo que Khaden quedara algo aturdido. La manos del brujo se
aferraron al cuello del mago que no pudo hacer nada por defenderse.
-Llegó tu hora mago... despídete de
una vez por todas...
Un estruendo desvió la atención del
brujo que se percató de que el tranvía se aproximaba a la zona y
volvió a centrarse nuevamente.
-¡No lo hagas Azrhael! ¡No lo mates!-
gritó Ireli desde la entrada del túnel donde estaba situado el resto
del grupo.
El brujo ignoró las palabras de la
joven
Ireli miró impotente la escena
mientras veía como su maestro moría lentamente bajo las manos del
brujo. De repente sintió como una brisa acarició un mechón de
cabello que descansaba junto a su rostro, mas que una brisa pareció
un susurro, un silbido. La joven no tuvo tiempo de desviar la mirada
cuando la flecha ya había atravesado la distancia y había logrado
perforar el hombro del brujo.
Azrhael soltó un alarido de dolor ante
el disparo.
-La próxima no fallaré.-amenazó
Isnalar que se acercaba con paso decidido hasta el brujo.
Los vagones se detuvieron en el pasillo subterráneo situado frente a ellos. Azrhael subió lentamente ayudado
por la huargen y se giró hacia el grupo. Miró a Ireli y extendió
el brazo donde no tenía clavada la flecha mientras Licaia se encarga
de evitar que perdiera más sangre de la necesaria.
Ireli miró a Azrhael con sus ojos
empañados en lágrimas mientras éste permanecía expectante en el
vagón.
-Lo siento Azrhael... no puedo
hacerlo...-dijo Ireli mientras corría hasta el cuerpo del mago que
yacía inconsciente en el suelo.
El tranvía se puso en movimiento
poniendo distancia entre ambos bandos, y alejando así a Ireli y al
resto del que había sido hasta entonces su protector, sin saber si
volverían a reencontrarse algún día.
_________________________________
Para la trama del grupo de Ireli & Cia, el grupo deberá elegir entre uno de los dos finales existentes.
Si el grupo decide quedarse con Azrhael...
Viajaran a través de Azeroth para ayudar a desentrañar el misterio del libro y vencer los resquicios del alma de Kanrethad. El grupo estará dirigido por Azrhael Darkhollow.
Si el grupo decide quedarse con Khaden...
Volverán a cavernas del tiempo donde descubrirán las intenciones que tenía el traidor Kairoz, y se prepararán para la futura batalla con el poderoso dragón en Draenor. El grupo estará dirigido por Khaden Green.