Una vez más, como si ya hubiese
revivido esa escena un millar de veces antes, Garrett despertó. Su
rostro se hallaba junto al frío suelo de piedra, y mientras sus ojos
se acostumbraban lentamente a la innata oscuridad de aquel siniestro
lugar, tan solo podía oír el fugaz tintineo de las gotas impactando
contra la tierra que moldeaba los cimientos de aquel cementerio como
única melodía de fondo.
Se incorporó lentamente, mucho más
despacio de lo que debería, ya que la pesadez que sentía en todo su
cuerpo junto con un profundo vacío le inundaron por completo. Había
perdido la cuenta de cuantas veces había visto aquello mismo, cada
paso, cada parte de aquel lugar. Caminó con desgana por los oscuros
pasadizos que conformaban aquel caótico y maquiavélico laberinto, que
sin embargo, no se trataba más que del lugar donde se encontraba el
cementerio del clan Sombraluna. Tan solo algunas escasas antorchas y
un sinfín de runas y pinturas luminosas otorgaba lo necesario para
seguir avanzando. Cada pasillo, cada parte de aquel lugar le
recordaba que no era más que un extraño, un simple humano que no
debería estar allí, en tierras orcas... en tierras sembradas por la
oscuridad.
El caminante del tiempo continuó el
mismo sendero que había recorrido numerosas veces atrás,
encontrándose con todo tal cual lo había hecho antes. Orcos, brujos
e incluso un sinfín de esqueletos se confinaban en el suelo por el
cual caminaba confiadamente. Quizás aquello no era más que un juego
producido por su mente, o puede que fuera un hechizo lo que le
mantenía ahí atrapado, pero dentro de su ser, Garrett sintió pánico, pánico por no saber la razón por la que todo aquello se
repetía sin cesar una vez tras otra.
No tardó mucho en llegar al lugar
donde todo terminaba, el lugar bloqueado por barrera de piedra. La
gran puerta compuesta de roca estaba custodiada por un sofisticado
mecanismo que la mantenía cerrada a cal y canto. Garrett pasó los
dedos por los grabados en la robusta piedra, percatándose una vez
más de que el círculo tallado poseía cinco huecos. No hizo falta
mucho tiempo para que el joven caminante se percatase que esos
hundimientos en la piedra habían sido creados para albergar runas,
runas que tan solo el pueblo orco o los Sombralunas conociesen.
Durante las siguientes horas encontró cada una de las cinco runas,
buscando por los lugares que había descubierto en anteriores
ocasiones, sintiendo entonces otra vez el pesar de la sensación de
que todo aquello no serviría de nada.
Reunió las cinco runas y se dirigió
hacia la puerta. La segunda prueba sería más difícil que la
anterior si cabía, era hora de colocarlas. Había probado todas las
combinaciones posibles, pero siempre fallaba recibiendo una letal
descarga que le transportaba de nuevo al inicio, donde despertaba
siempre sobre el frío suelo. Sin duda era una trampa, pero ¿Cómo
sortear dicho contratiempo?
Antes de colocar las runas y fallar
nuevamente, decidió tomarse un tiempo de reflexión. Los minutos en
ese lugar no avanzaban, y al parecer estaba atrapado quien sabe hasta
cuando, con lo cual no sintió prisa alguna por precipitarse. Observó
cada una de las cinco piedras con runas, cada una de un color
distinto al resto, cada una con un símbolo diferente.
Inconscientemente se llevó una mano al pecho hasta chocar contra su
armadura, confirmando así que no estaba allí, el talismán que
tanto le había ayudado meses atrás hacía ya tiempo que no estaba
junto a él. Posiblemente este hecho hubiese minado la poca moral que
conservaba, pero en cambio Garrett optó por no rendirse. No
necesitaba el talismán ni siquiera ayuda alguna para salir de aquel
confinado lugar.
Mientras recordaba los años de
entrenamiento como caminante del tiempo, oyó en su mente una voz.
Una aguda y estrafalaria melodía que sería capaz de desquiciar
hasta al ser más paciente del universo, la voz de Nizdorni. Rememoró
cada una de las advertencias, cada consejo o incluso cada una de las
enseñanzas que había aprendido durante aquel momento de su vida.
Fue entonces cuando vio esperanzas. El humano se quitó pacientemente
unos de sus guantes y acarició con las yemas de sus dedos las
piedras con runas grabadas. Cerró los ojos concentrándose mientra
que por un momento tan solo se escuchaba el sonido de su respiración.
Sus dedos pasaron por cada ramificación que componía el símbolo de
la roca, y en su mente cruzó fugazmente el lugar donde debía
colocarla. Confiando en sus instintos, Garrett depositó la runa en
el hueco, y vislumbró como una linea de color cían iluminaba la runa
y avanzaba por el circulo hasta llegar a otro de los vacíos. Se
concentró nuevamente para ordenar así el resto de las piedras
mientras se iban iluminando lineas y símbolos de diferentes tonalidades.
La puerta siguió cerrada. Aunque todas
las runas parecían encajar a la perfección, la gran piedra que
bloqueaba el camino parecía no tener la intención de que se fuera a abrir. Extrañado, Garrett observó cuidadosamente el mecanismo
mientras analizaba cada una de las piedras. Centró sus pocas
energías en procurar tener otra de las intuiciones o quizás
visiones que había tenido segundos antes. Depositó su mano sobre el
centro iluminado de la puerta, y rápidamente se reflejó dentro de su
cabeza como la mano de un orco ocupaba el lugar donde ahora se
encontraba la suya. La mano de color marrón con trazas de pintura
blanquecina se apoyó con fuerzas mientras giraba sobre si mismo el
circulo central del mecanismo. Tras dibujar una medialuna con el
giro, el centro de la puerta de desplegó dando lugar a una sexta
piedra y el lugar donde colocarla.
Garrett sonrió para sus adentros
mientras realizaba los mismos movimientos que había presenciado, y
en efecto apareció la ultima runa. Tras colocarla en el lugar
indicado, la puerta comenzó a temblar desmesuradamente. Sin poder
evitar retroceder algunos pasos, el joven humano permanecía
ensimismado mientras se preguntaba que habría al otro lado de la
misma. Avanzó lentamente mientras la compuerta terminaba de abrirse
y vio entonce algo que le dejó sin palabras. Un escalofrío recorrió
su espalda junto a un frío sudor que le impedía seguir avanzando.
Todo aquello cuanto se veía era vacío,
un oscuro lugar entre negro y purpura en el cual no había nada,
absolutamente nada.
Mientras caminaba lentamente con
cuidado de no dar siquiera un paso en falso, observó el camino de
peldaños traslucidos que se hallaban bajos sus pies, aproximándose
hasta una especie de plataforma circular formada con piedras que
parecía estar suspendida en mitad de aquel vacío. Su pie abandonó
el ultimo escalón para tocar la solida piedra. Garrett observó
mientras sostenía con su mano la maza que había llevado en su
cintura, que había una figura en el otro extremo, un orco. Sus ojos
parecían blancos, y las pinturas de rituales o de guerra recorrían
su rostro y su cuerpo cubierto por una túnica azulada y violeta.
-Al fin has logrado llegar hasta a
mí...-dijo el orco con una profunda y grave voz que parecía taladrar
la mente de aquel que lo escuchaba.
-¿Quién eres?-preguntó Garrett
mientras avanzaba con cautela.
-¿Qué importa eso ahora? ¿Qué
importa eso cuando estás muerto?
Garrett miró a su alrededor mientras
escuchaba atentamente las palabras hirientes que desprendía el orco.
-¿Estoy muerto?-preguntó
desconfiadamente.
-Aún no.-dijo el orco mientras
plasmaba una sonrisa en su rostro.- Pero vas a estarlo... yo voy a
encargarme de ello.
Garrett frunció el ceño cambiando por completo su expresión mientras mantenía la maza de gran tamaño
entre sus manos.
-Si crees que eres capaz de
vencerme...entonces es que no me conoces...-dijo el humano con total
convicción.
De repente un rayo cayó junto al
paladín haciendo que saliera despedido por los aires. Rodó por el
suelo mientras lograba esquivar un segundo rayo. Avanzó rápidamente hacia el orco mientras evitaba ágilmente los numerosos ataques que salían proyectados desde sus manos, hasta que uno de ellos golpeó su arma obligándole a deshacerse de ella. El orco hizo un movimiento
con el brazo mientras que un haz purpura recorrió la distancia entre
la que se encontraban. La luz serpenteo hasta impactar contra el
humano, siendo entonces cuando comenzó a sentir un agónico dolor
alrededor del cuello. Aquello, fuese lo que fuese lo estaba
estrangulando, y aunque el joven se retorcía intentando zafarse del
ataque del enemigo, le resultó totalmente imposible. Cayó de
rodillas mientras intentaba agarrar aquel látigo inmaterial, cuando
de repente un nuevo rayo cayó de aquel oscuro cielo de vacío.
El rayo pareció atravesar esta vez al
orco, que desconcertado por lo ocurrido recorrió el lugar con la
mirada hasta encontrarlos. Un numeroso grupo bajaba con presteza los
peldaños traslucidos hasta llegar a la plataforma. Frunció el ceño
mientra su iracunda mirada se posaba en aquellos intrusos. Cireni
lanzó otro rayo, pero esta vez el orco fue más ágil, contraatacando rápidamente. El duelo entre la draenei y el orco no parecía tener
fin, cada cual intentaba derribar al contrario, pero ambos
permanecían indemnes ante la ráfaga de ataques que se asestaban el
uno al otro.
-¡Esta vez no te saldrrás con la tuya
Ner'zhul!, no destruirrrás nuestra tierrra...
-Eso habrá que verlo...-susurró el
orco casi inaudible.
Marther aprovechó la distracción de
la draenei para acercarse hasta Garrett. Observó como el yugo
maléfico del orco asfixiaba a su compañero, y sin detenerse
siquiera un segundo, golpeó con su maza el lugar donde se encontraba
deshaciendo por completo el control que ejercía el orco.
Uno de los rayos de Ner'zhul logro
impactar en la draenei, haciendo que cayera por el suelo. Fue
entonces cuando una especie de energía oscura colisionó contra el
mismo provocando que las rocas de desmoronaran. Alice observó como
el suelo bajo la draenei se desplomaba junto a ella hacia el vacío.
Corrió hacia Cireni pero no pudo hacer nada por ayudarla. Mientras
retrocedía se percató de como bajo si misma todo comenzaba a
temblar. Una especie de vórtice apareció repentinamente frente a la
bruja. Varios esqueletos cruzaron esa especie de portal purpura
mientras se acercaban lentamente hacia la humana. Entre los
esqueletos tan solo había una nube oscura que cubría el camino por
el que se acercaban.
-Chicos... mirad eso... no tiene buena
pinta.-dijo Alice señalando los esqueletos.
-¡Encargaos de ellos, yo iré a por el
orco!-gritó Marther.
James miró hacia el cielo, uno de sus
cuervos se acercó hasta la nube oscura con la intención de cruzarla
y cayó fulminado. La ira le recorrió por completo en esos momentos
al ver la escena, y comenzó a disparar con todas sus fuerzas a los
esqueletos. Pronto observó que las balas no parecían hacer mella en
el enemigo. Miró hacia su lado y observó a Alice lanzando bolas de
fuego que tampoco parecían destruirlos.
-¡Alice, centrémonos en ese!-indicó
James.
Ambos comenzaron a atacar sin descanso
a uno de los enemigos mientras avanzaban hacia su posición. El
esqueleto cayó al poco tiempo y la conexión entre algunos de los
mismos desapareció.
James y Alice agarraron a Garrett que
se encontraba gravemente debilitado. Entre ambos observaron la grieta
que acababan de crear en aquella muralla sombras. Alice se giró en
el ultimo momento para ver como Marther se enzarzaba en una lucha sin
descanso contra Ner'zhul.
-Marther...- susurró Alice pasa si
misma.
-Alice, debemos continuar.-dijo James
mientras observaba la mirada de la bruja.-O de lo contrario caeremos
también...
Cruzaron rápidamente el camino
despejado hasta el otro lado de la barrera sintiendo en más de una
ocasión el ardor que provocaban los roces de esa oscuridad en sus
cuerpos. Marther intentó golpear repetidamente al orco. Sabía que
no podría hacer nada para matarlo, no en esos momentos, pero pensó
que si el resto de sus compañeros podían huir, entonces el
sacrificio hubiese merecido la pena. En un descuido por parte del
paladín, el orco logró agarrar del cuello al humano mientras la
nube de sombras se acercaba paulatinamente hacia ellos.
-Donde está tu luz ahora...
humano...-susurró Ner'zhul mientras lanzaba a Marther hacia las
sombras.
El resto del grupo se giró al oír el
grito de dolor del cruzado, y seguidamente solo oyeron silencio.
''No...'', pensaron... pero sabían que ya no había vuelta a atrás.
James observó cada uno de los peldaños que llevaban hasta la puerta
por la que habían entrado. Garrett siguió el camino con la mirada
mientras permanecía apoyado en el hombro del cazador y descubrió
que aquel camino no era el mismo por el que había entrado, quizás
se trataba de otro pasadizo o incluso de la salida de aquella
pesadilla en la que se encontraba.
-¡El orco!-dijo Alice mientras
señalaba hacia atrás.
James miró a su enemigo caminando
lentamente hacia ellos y desvió rápidamente la mirada hacia la
salida.
-Alice, tienes que sacarlo de aquí...
yo lo entretendré.
-¡No, iremos los dos!
-¡No hay tiempo, salid de aquí, rápido!-ordenó el cazador.
Alice asintió apesadumbrada mientras
avanzaba con Garrett escaleras arriba. Mientras las lágrimas
empañaban sus ojos y alguna que otra descendía por el rostro de la human, oyó
los disparos de James uno tras otro sin descanso alguno, hasta que de
pronto no se oyó ninguno más.
-Garrett, necesito que sigas tu
solo...-dijo Alice mientras se detenía y observaba el delicado estado en el que se
encontraba. Observó que alrededor de su cuello poseía una franja
morada del ataque que le había hecho el orco minutos antes.
Alice miró fijamente a su compañero
mientras sostenía el rostro de éste entre sus manos.
-Tan solo unos pasos más..., ¿Podrás
hacerlo?
-No te... dejaré sola...-susurró
Garrett convaleciente.
-Garrett, eres tú el que tienes que
salir de aquí,... tienes que escapar de todo esto... nosotros
estamos fuera esperándote.
Garrett no entendió el significado de
las palabras de la bruja, pero su tono parecía sincero. Avanzó
lentamente los pocos escalones que quedaban mientras sentía una gran
punzada en todo su cuerpo con cada movimiento que ejercía. Los
ataques de Alice al igual que los de sus compañeros no lograron
frenar al orco, que avanzó sin piedad deshaciéndose de la bruja.
Garrett se apoyó en el lateral de la
puerta y miró hacia el interior. Sin duda no era por aquella que
había entrado, al otro lado no había oscuridad, ni pasadizos, ni
siquiera runas. Tan solo había luz y una sensación que reconfortó
los ánimos del humano. Miró hacia atrás antes de cruzar y posó su
mirada en los ojos completamente blancos del orco. El orco se detuvo
de repente mientras cambiaba su semblante.
-Podrás huir hoy... pero sabes que no
lograrás acabar conmigo. Mis ojos vigilan todo el Valle
Sombraluna,... mis súbditos terminarán con vosotros por mi...
Garrett observó como Ner'zhul cambiaba
de forma y lo que antes fue un robusto y grueso cuerpo de orco ahora
se transformaba en un humano, un humano de piel morena y pelo grisáceo que vestía ropas típicas de un mago. El caminante del
tiempo reconoció rápidamente al mago como uno de los que había ayudado días atrás. Entonces entendió las palabras del orco y
sintió como su cuerpo se estremecía.
-Tus amigos ya están muertos...