*(Tanto el relato que podréis leer a continuación como el resto de relatos de la serie La Orden 2.0 se sitúan en el futuro de una línea temporal paralela, lo que quiere decir que no garantiza absolutamente nada de lo que ocurra en la serie.)
Aún despuntaban los primeros rayos de
sol que iluminaban tímidamente el mar que cubría todo el horizonte.
El oleaje parecía bastante calmado y entre aquellas frondosas y
verdes tierras tan solo podía oírse a esas horas de la madrugada el
caminar de los caballos que surcaban el camino empedrado. Los dos
caminantes del tiempo cabalgaban sin prisa mientras buscaban con sus
miradas el lugar al que se dirigían, hasta que varios minutos
después descubrieron a poca distancia del mar que comenzaba a
reflejarse las primeras marcas del condado de Brakor.
Garrett giró su rostro hacia su
compañera sin poder evitar dibujar una sonrisa en su rostro.
-Ya queda poco.-señaló el faro
situado al noroeste de su posición.-En unas horas habremos llegado.
-Por fin, estoy algo cansada del
viaje.-respondió Ireli que hacía ya bastante tiempo que había
vislumbrado el faro, pero decidió no decirle nada a Garrett, que
quizás comenzaba a sufrir los estragos de la edad.- El resto de los
nuestros ya deben de haber llegado, si hubiésemos hecho caso a Khaden
ya estaríamos ahí.
-No importa... no quería ir por un
portal, prefiero hacer el viaje y disfrutar de los momentos antes a
la reunión.
-Cada vez que nos toca venir haces lo
mismo, vienes a caballo desde Ventormenta o Forjaz hasta aquí, ¿Por
qué?-preguntó Ireli mientras oía un suspiro por parte de su
compañero.
-Me sirve para aclarar las ideas.
-Ya,... ahora cuéntame la verdad
-Está bien..., es una forma de marcar
un punto en el calendario. De vez en cuando no está de más saber
que los años pasan. En las cavernas se pierde la noción del tiempo,
y si hacemos de este evento algo... tan fugaz, no tendría nada que
me mostrara el pasar de los años ¿No crees?
-Para eso ya tienes otros eventos
como... tu cumpleaños por ejemplo.-Ireli miró al que había sido su
maestro durante tantos años.-¿Por qué nunca celebras tu cumpleaños
ahora que lo pienso?
Garrett miró al frente con el
semblante serio.
-Coincide con el fallecimiento de tu
tío abuelo.-dijo tomándose unos segundos para recordar dolorosamente
lo ocurrido hacía casi dos décadas.- Comprenderás que no haya nada
que celebrar ese día.
-No sabía que... tenia lugar el mismo
día.-Ireli agarró fuertemente con sus dedos las riendas de su
destrero color blanco que contrastaba con el caballo azabache de su
compañero.- ¿Estás nervioso?-preguntó la caminante del tiempo
mientras examinaba el semblante de Garrett.
-Claro que estoy nervioso, es un
evento... interesante e incómodo a partes iguales.-rió- Si no
estuviese nervioso significaría que no me lo tomo en serio.
-No me refiero al hecho de... bueno, me
refiero a él. ¿Estás nervioso por la elección que hará?
-Te mentiría si te dijese que no. Pero
aún así es algo que debe hacer... tarde o temprano tendrá que
escoger algún bando.
-¿Crees que nos escogerá?-preguntó
Ireli intentando no incomodar al caminante.
-Espero que sí Ireli, espero que si...
Ireli y Garrett cruzaron el gran umbral
y los numerosos pasillos acompañados por un guardia de la casa Doe
que les dejó a escasos metros de la sala central donde tendría
lugar como cada año la reunión. La sala parecía más iluminada y
grande que las anteriores ocasiones. Los decorados típicos de color
rojo y dorado cubrían cada zona, cada pasillo de aquel gran castillo
perteneciente a la familia Doe. Tan solo algunas pocas salas poseían
cortinas y adornos de color azul o púrpura. Cada sala se encontraba
iluminada por ventanales de cristal que dejaban ver el llamativo
paisaje del exterior o incluso los vastos y floridos jardines. La
estancia donde tenía lugar el encuentro estaba compuesta de una gran
cristalera que daba paso a un poco decorado balcón de piedra con
vistas al patio, varias puertas laterales y lo más llamativo, un
gran mosaico central de losa decorando el suelo con el símbolo de
Lordaeron entre círculos. En el extremo opuesto a la cristalera se
encontraban tres grandes sillones que parecían estar cubiertos por
lo que podría ser terciopelo de un tono bermellón.
Mientras caminaban enérgicamente
Garrett no pudo evitar sentir un nudo en el estómago. Cada año las
cuatro facciones que componían la gran Orden se reunían en este
lugar para tratar temas de gran relevancia para las mismas, además
de intentar limar asperezas que terminaban por avivar aún más el
fuego y el odio entre algunas de éstas. Hacía dos años que no
tenía lugar una nueva reunión, ya que el año anterior algunos de
los caminantes se ausentaron para viajar a otra linea temporal y
encontrar a varios miembros de la Orden eterna que habían roto
algunas normas poniendo en peligro a los que componían su propio
grupo.
Khaden y Azurin esperaban charlando
entre ellos cerca de la entrada a la sala, hasta que se percataron de
la llegada de sus compañeros y avanzaron lentamente hacia ellos. La
estampa de ambos era la misma que cada día en las cavernas. La elfa
no había variado ni envejecido ni un ápice en las décadas que hacía
que la conocían. Por el contrario el mago que solía ir ataviado con
un conjunto de camisa y pantalón esta vez de color amarillo y azul
que combinaba con el tabardo dorado, poseía ahora algunas arrugas o
marcas en la frente además de aún más si cabía sabiduría en su
mirar. Ireli por el contrario había pasado de ser una adolescente
débil y desmañada a convertirse en una mujer adulta capaz de
sobrevivir a más de una docena de combates contra dragones. Garrett
por el contrario contaba con una gran ventaja, lo que entre los
caminantes se llamaba ''el don''. Años atrás cuando los dragones
aún conservaban un gran poder, algunos de ellos otorgaban el don de
la inmortalidad a los caminantes más cualificados. Al igual que
había ocurrido con los elfos de la noche milenios atrás, o como a
muchos otros caminantes, Garrett quedó estancado en su aspecto de
entonces, similar al de un hombre de entre treinta o cuarenta años.
-¿Cómo ha ido el viaje? - preguntó
el mago mientras se acariciaba la barba castaña que contaba ya con
numerosas canas haciendo juego con su cabello que combinaba ambas
tonalidades.
-Normal, tranquilo podría
decirse.-respondió Garrett mirando a su alrededor
-Aún no han llegado.-dijo la elfa
averiguando el rostro del humano.-Tan solo hemos visto al venerable
pandaren y al padre de Ireli.
-¿Strang ha venido? No recuerdo que
hubiese asistido desde que...-se detuvo mirando a Ireli.
-Recuerda que mi hermano también debe
hacer su elección hoy.- dijo la humana rápidamente.
-Es cierto, no me acordaba.
-Son seis los que se enfrentan a la
elección esta vez.-dijo la elfa
-No recuerdo una vez anterior en la que
hubiese tantos. Quizás tenga que ver que el año pasado no hubiera
reunión
-Es posible.- respondió Garrett al oír
las palabras del mago.-¿Aún no hay rastro de ellos?-preguntó
refiriéndose a los miembros de la Orden eterna.
-No hemos visto a ninguno, pero de los
otros grupos tampoco.
-Quizás hayamos llegado demasiado
pronto.-insinuó Ireli
-Somos caminantes del tiempo-dijo
Khaden sonriendo- Si no llegamos pronto me sentiría abochornado.
Garrett parecía más atento a otros
asuntos que a la conversación que estaba teniendo lugar entre sus
compañeros, tras cambiar varias veces de tema decidió ausentarse
unos minutos al ver aparecer a Marther Strang por una de las grandes
entradas laterales de la sala. El cruzado se acercó rápidamente
hasta su viejo amigo. Quizás no habían llegado a congeniar tiempo
atrás cuando ambos cumplían objetivos diferentes, pero cuando
Nizdorni eligió a Ireli como aprendiz, el paladín basó la mayor
parte de su tiempo en conocer a aquellos con los que su hija pasaría
el resto o al menos gran parte de su vida. Marther sabía que podía
confiar tanto en Garrett como en Azurin y Khaden, y al contrario el
caminante conocía lo suficiente a padre de Ireli como para poder
pedirle ayuda cuando la necesitara, pero no siempre fue así. Años
atrás Marther también fue un miembro más de la Orden eterna,
aunque ahora tanto él como muchos habían pasado a ocupar un puesto
neutral, formando lo que se conocía como el Consejo.
Garrett caminó hasta el cruzado que
ahora poseía la larga cabellera y barbas que antaño lució color
azabache, de un tono grisáceo que sin duda había eliminado cualquier
rescoldo que quedara de su color natural.
-¿Qué tal estás caminante?-preguntó
mientras estrechaba la mano de Garrett a la vez que daba varias
palmadas en el brazo de éste.
-Veo que no tan viejo como tu al
menos.-bromeó Garrett mientras ambos estallaban en una sonora
carcajada.
Garrett observó el rostro del paladín.
Aunque el cruzado no le llevaba gran ventaja en cuanto a edad se
trataba, en el pasado había sido castigado en numerosas ocasiones
como para marcar en su mirada y su reflejo las consecuencias de todo
lo sufrido. Además los caminantes muchas veces pasaban tiempo en
zonas intemporales donde realizaban sus misiones, lo que conllevaba a
que envejecieran más lentamente, cosa que aprovechaba Garrett cada
vez que quería burlarse de su amigo.
-¿Qué tal te encuentras desde que...?
Creí que no vendrías...-preguntó el caminante intentando no tocar
ningún punto que pudiera dañarlo.
-Bien, bueno, poco a poco.-confesó
tras una sonrisa forzada mientras desviaba la vista hacia Ireli que
le saludaba con la mano desde lejos dejando quizás algo de intimidad
para que ambos hablaran de sus cosas.- Me han elegido para dirigir
esta reunión, así que tuve que venir.
-¿Está también el pandaren no?
-Si, él e Iridi terminan de formar los
representantes del Consejo.
El Consejo no formaba parte de una de
las cuatro facciones, sin embargo podía estar formado por antiguos
miembros de cada una de ellas que habían decidido retirarse y
continuar o rehacer sus vidas. Las funciones del consejo eran las de
recopilar toda la información de los hechos que tuvieran lugar
además de organizar, reclutar y dar apoyo en el caso de que algún
grupo lo necesitara. Una vez al año eran los encargados de presidir
y convocar la reunión entre las facciones de la Orden.
-¿Os quedaréis mucho tiempo?-preguntó
el cruzado con curiosidad.
-No lo creo, posiblemente nos
marcharemos tras terminar la reunión.
-Se ha decidido que hoy se realice la
elección y que mañana tenga lugar la reunión.
-Estupendo, he oído que hay bastantes
novatos...
-Sí, eso parece.- Marther miró al
paladín antes de lanzar la pregunta .-¿Estás nervioso?- preguntó
el cruzado esperando ver reflejado en el rostro de su interlocutor la
respuesta a la pregunta que había formulado.
-Como para no estarlo.-suspiró.- ¿Y
tú? Tu hijo también se enfrenta a la elección.
-Si,.. estoy algo inquieto, pero... sé
que elija lo que elija lo hará bien.
-Marther es posible que... nosotros lo
vetemos..., lo siento, pero...-Garrett miró al cruzado.
-Lo sé, después de la que lió en las
cavernas... no esperaba lo contrario.- Marther sonrío levemente- Por
cierto, ella... está aquí.
-¿Ella? ¿Te refieres a...?
En ese momento el grupo de la casa Doe
formado por Lord Alexander Doe, Nathan y Katherina irrumpieron en la
sala. Aunque aquella estancia estaba en el condado de Brakor, tierras
perteneciente a la casa Doe, la mayoría del tiempo se asentaban en
Ventormenta o Forjaz, con lo cual eran pocas las veces que la reunión
coincidía con su permanencia allí. Garrett se mantuvo serio al ver
al grupo, mientras recorría con la mirada a cada uno de ellos. El
joven Lord vestía ropas nobiliarias que parecían forzadas en la
endeble figura del veinteañero. Por el contrario, los dos oficiales
vestían como siempre el atuendo formal de los caballeros de la casa
Doe, compuesto mayoritariamente por armaduras de placas y un tabardo
rojo con un símbolo dorado en el centro.
El caminante del tiempo observó
detenidamente a Katherina. Sus cabellos rubios como el sol recogidos
en una larga trenza no habían variado ni un ápice, mientras que el
resto de sus facciones seguían pareciendo las mismas que la ultima
vez que se habían encontrado, cinco años atrás. La paladina
recorrió la sala con la mirada encontrándose con ellos. Garrett
sintió un nudo en la garganta cuando vio que el paladín de la casa
Doe sostenía disimuladamente la mano de la fémina entre la suya a
la vez que susurraba algo a su oído. Katherina le entregó un beso
en la mejilla dejándolo junto a Lord Doe para acercarse
solitariamente hasta donde se encontraban ellos.
-Señor Strang.-saludó Katherina
realizando una reverencia.- Garrett...-saludó tras incorporase y
apartar la trenza hacia atrás.
-Será mejor que me marche, aún no he
podido saludar a mi hija.-dijo Marther percatándose de la tensión
que acababa de formarse.- Os avisaré cuando vayamos a comenzar.
-Gracias Marther.- respondió el
caminante a la vez que Katherina sonreía y asentía ante la palabras
del cruzado.
Garrett permaneció unos segundos en
silencio otorgando a la que antaño había sido su gran amor, el
derecho a romper ese incómodo silencio.
-Ha pasado mucho tiempo-dijo por fin
tras varios segundos.
-Si, hace mucho que... bueno, no nos
encontrábamos. ¿Cómo te va todo?.-preguntó Garrett mientras
comenzaba a relajarse a medida que la conversación avanzaba.
-Bien, no puedo quejarme.-respondía
rápidamente con una sonrisa en sus rosados labios.
-Me alegro... ¿Qué tal con... el
pequeño Lord?
Katherina no pudo evitar mirar hacia su
grupo y sonreír nuevamente.
-Bien, obviamente no es Lord Cross
Nesai.-el nombre sonó como una punzada en el pecho del caminante,
aunque presentía que a la paladina le había costado incluso más
acostumbrarse a esa situación, ya que a diferencia del caminante, la
paladina servía en la casa Doe.- Pero tampoco es Prim...
-Eso es bueno, no tendréis que matarle
entonces.- bromeó Garrett intentando quitar hierro al asunto que
tuvo lugar con el antiguo señor de la casa.- ¿Y... que tal... con
él?-preguntó mientras señalaba con la cabeza a Nathan.
-Entiende que se me haga incómodo
hablar de esto precisamente contigo.
-Lo entiendo, no tienes por qué
contarme nada. Tampoco tienes que darme explicaciones de nada, el
pasado... pasado es.-dijo el caminante del tiempo.- Lo importante es
que estés bien, y que Khairos lo esté también.
Garrett volvió a recordar los nervios
que había sentido nada más llegar a la sala al volver a recordar a
su hijo.
-Relájate, todo saldrá bien. Nuestro
hijo elegirá bien.-Katherina intentó tranquilizar a Garrett con sus
palabras, pero éste sabía que cada vez que ella recitaba tales
frases las cosas terminaban por torcerse.
-Katherina, tendrás en cuenta que
nosotros lo elegiremos como favorito ¿Verdad?
-Sí, lo suponía. Nosotros también
haremos lo mismo.
-Sé que si elige irse con vosotros,
estará bien.
-¿No te molestará si decide formar
parte de la casa Doe?
-Claro que no.-mintió.- ver a mi hijo
convertido en un caballero... sería un orgullo para mi.
-Gracias Garrett. Creo que es hora de
irme, Lord Alexander me estará esperando.-se despidió Katherina
mientras se disponía a marcharse.
-Katherina.- dijo Garrett
interrumpiendo su marcha.- ¿Que pasaría si... Khairos nos elige a
los caminantes?-preguntó Garrett esperando averiguar la respuesta
de la humana.
-La casa Doe está en paz con los
caminantes. No tenemos nada en vuestra contra.
-Eso no responde a mi pregunta...
Katherina suspiró ante el comentario
del caminante.
-Si os elige,... entonces solo una
persona sería feliz con ello.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Garrett, no voy a engañarte. La mayor
parte de la vida de tu hijo decidiste pasarla en las cavernas... ¿Qué
pretendes ahora? Khairos hará lo que crea conveniente, pero no te
forjes falsas expectativas.
Tras responder la paladina dio media
vuelta y caminó hasta encontrarse con los suyos. Garrett frunció el
ceño ante la confusa respuesta que le había brindado. ¿Quería
decir eso que su hijo no sería feliz al elegirlos? ¿Que su hijo no
le quería? El desafortunado comentario de la paladina no había sido
nada justo. La casa Doe era una de las más reconocidas casas nobles
que se remontaban a los tiempos en que Lordaeron prosperaba entre los
reinos humanos. Sus hombres de honor recorrían cada rincón del mundo
y poblaban cada ciudad humana por pocos que fueran, viajando y
ayudando en su camino a los que necesitaban de sus trabajos. Sin
embargo una relativamente cómoda vida de caballero o escudero no
podía compararse a la vida de los caminantes del tiempo. Eran pocos
los que se alistaban o eran elegidos como Caminantes del tiempo, y
muchos menos los que sobrevivían al primer año, y esto no ocurría
únicamente entre los aprendices de Nizdorni sino entre los
caminantes en general. Eran numerosas las guerras que habían
padecido ya contra el vuelo infinito, y muchas más batallas contra
todo tipo de villanos que intentaban destruir Azeroth...
Quizás no he pasado el tiempo
necesario con mi hijo, pensó Garrett, pero sí he intentado que el
mundo en el que viva sea un lugar más seguro.
Garrett caminó en solitario hacia una
de las puertas de cristales que desembocaban en el gran balcón desde
el que podían vislumbrase los grandes jardines que confrontaban la
parte trasera del caserón en el que se encontraban. Apoyó los
brazos en el muro de piedra blanquecina mientras sentía como la
brisa fresca acariciaba su rostro. El caminante hizo examen de
conciencia en los minutos que permaneció a solas consigo mismo.
Sintió miedo por un instante. Quizás daba por sentado que después
de los meses que había pasado su hijo en las cavernas terminara
eligiéndolos, pero ¿Y si no era así? Tenía miedo de que su hijo
no lo quisiera, pero no era solo eso. Por una vez sintió que sus
propósitos podrían caer con todo lo que conllevaba. Mientras
permanecía absorto en sus pensamientos sintió como alguien se
acercaba silenciosamente y se apoyaba a su lado.
-¿Tanto te gustan los jardines de los
Doe?- preguntó el joven.
Garrett se giró rápidamente y encontró
al joven de cabellos rubio claro apoyado junto a él.
-¡Khairos! Pensé que...- reaccionó
el caminante abrazando a su hijo entre sus brazos.
-Madre me dijo que estabas aquí.- dijo
el joven.-Quería verte antes de que nos llamen.
-Por supuesto, ¿Cómo estás? Han
pasado meses desde la última vez que te vi. Has crecido mucho, y
estás más fuerte.
Garrett observó a su hijo
orgullosamente. El joven de apenas diecisiete años poseía un cuerpo
bastante delgado, a diferencia de otros jóvenes de su edad, a
Khairos le resultaba casi imposible sostener una espada entre sus
enclenques brazos, y mucho menos portar armaduras. Sin embargo había
seguido el paso de sus padres decidiendo abrazar la Luz desde muy
pequeño. Desde entonces tanto algunos caballeros de la casa Doe como
el cruzado Strang le habían enseñado a usarla con destreza hasta
el punto de ser un joven bastante hábil en el campo.
-Claro, mírate. Seguro que es de los
meses que has pasado con los mercenarios.
-No lo creo... el tiempo que estuve con
ellos fue bastante aburrido. Tan solo me tenían sanando las heridas
que se hacían entre ellos entrenando.
-Bueno eso es... divertido ¿No?
-La verdad es que no...
Garrett rió ante la respuesta de su
hijo a la vez que despeinaba los largos cabellos del joven.
-Hijo, con respecto a la elección...
sabes que estaremos orgullosos elijas lo que elijas ¿Verdad?
-Lo sé. Pero padre, quiero que sepas
que... elegiré lo que crea más adecuado.
-Khairos mírame, elige lo que te dice
el corazón. ¿Entendido?
El joven asintió en respuesta.
-Garrett, Khairos, ya están todos,
vamos a comenzar en breve.- interrumpió Marther
-Enseguida vamos.- respondió Garrett y
acto seguido apoyó su mano en el hombro del joven sacerdote.- Todo
va a ir bien, no te preocupes.
El caminante del tiempo se adentró
nuevamente en la sala evitando cruzar miradas con algunos de los
componentes del resto de grupos, aunque sí se detuvo ante los Doe,
que estaban situados de camino hacia donde se encontraban sus
compañeros. Garrett realizó una reverencia ante el joven Lord y
después asintió ante Nathan dando lugar a un insustancial pero
formal saludo, tras lo cual se dirigió a reunirse con los suyos.
Aunque la sala contaba con un gran
círculo en el suelo situado en la zona central, los grupos se habían
posicionado como si entre los cuatro formaran las esquinas de un
cuadrilátero. Los dos grupos más cercanos al ventanal era el de la
casa Doe y el grupo compuesto por mercenarios de Espadas de la
tormenta, mientras que los grupos más cercanos a los grandes
sillones de color rojo eran el de la Orden eterna y el de los
Caminantes del tiempo, ambos situados a su vez enfrente uno de otro
que guardaban con un gran espacio entre todos ellos. En cada grupo el
líder se situaba en primera línea, mientras que el resto de sus
oficiales, que solía constar de dos o tres miembros, aguardaban un
par de pasos atrás.
Los dirigentes que formaban parte del
Consejo cruzaron entre los grupos saludándolos mientras se dirigían
a su lugar. El cruzado Strang tomó asiento en el sillón central,
entre tanto el maestro Monlee Nieblaoscura e Iridi se acomodaban a su
izquierda y derecha respectivamente.
Garrett y el resto de los caminantes se
mantuvieron firme durante todo el tiempo que conllevaron las
presentaciones, incluso cuando todos aún tomaban posiciones. Miró
de soslayo al grupo frente a él compuesto por cuatro miembros,
pudiendo observar como cuchucheaban entre si. Tras algunos minutos de
relajo, Marther se incorporó de su asiento y comenzó a explicar el
ya conocido por prácticamente todos el funcionamiento del evento que
tendría lugar ese día: la elección.
-Bienvenidos todos a la reunión de la
Orden. Aunque creo que no veo caras nuevas, no está de más explicar
las normas y en qué consiste el ejercicio de hoy. Cada año, las
cuatro facciones que componen la gran Orden se reúnen en son de paz
para tratar temas de gran trascendencia y que podrían afectar tanto
a los aquí presentes con al resto de los miembros de cada uno de los
grupos. Gracias de antemano a todos por asistir, ya que os conozco
bien a muchos de vosotros y entiendo las numerosas responsabilidades
que habéis tenido que desplazar para poder estar aquí hoy. Como ya
sabréis hoy comenzaremos con el típico ritual de selección. Ya que
el año pasado no hubo evento por razones que debatiremos en la
reunión que tendrá lugar mañana, son muchos los nuevos miembros
que aspiran a unirse a uno de los bandos presentes.-Marther tomó
unos segundos para coger aire y mirar a los allí presentes.-
Conocéis a cada uno de los candidatos, así que no os diré nada que
no sepáis ya. Comenzaremos por recoger vuestra elección como
predilecto y una vez finalizada, continuaremos escuchando sus
decisiones.
El sistema de elección cumplía esta
vez su décimo primer aniversario. Había sido diseñado
principalmente por miembros de la Orden que actualmente seguían
formando parte del Consejo, tal y como cada cambio importante, la
mayoría de las ocasiones surgen o son aplicada por los miembros de
este grupo neutral. El funcionamiento del evento de elección era
bastante sencillo: en primer lugar, aquellos que habían sido
elegidos para formar parte de la Orden, ya fuera por parentesco o por
alguna otra razón, eran convocados para ser examinados una vez más
por algunos de los veteranos del Consejo. Una vez pasaban la primera
prueba, durante el siguiente año cada uno de los futuros miembros
pasaría alrededor de dos ó tres meses formándose y aprendiendo de
cada una de las facciones: los Caminantes del tiempo, la casa Doe, la
Orden eterna, los mercenarios de Espadas de la tormenta e incluso el
Consejo. Allí conocerían lo necesario y tendrían tiempo para
averiguar que grupo encajaba más con sus gustos y expectativas. Tras
terminar ese periodo deberían esperar hasta que tuviera lugar el
acontecimiento de elección. Habían tan solo unas pocas directrices
antes de que los novatos se decantaran, cada una de las
organizaciones tenían derecho a vetar solamente a uno de los
candidatos, e igualmente al contrario, tenían la opción de hacer
saber a uno de ellos que era su favorito, de esta forma el elector
sabría que grupo es el que desea contar con su presencia y cual no.
Una vez que la persona elija bando, pasará a formar parte del mismo
con todo lo que conlleva, convirtiéndose aunque en forma de aprendiz
por un tiempo, en un miembro de pleno derecho.
-Comenzaremos por la elección de
vuestro favorito, tenéis quince minutos para debatirlo.-anunció
Marther tras la breve explicación.
-¿Habéis visto como nos miran?,
detesto esa altivez gratuita...-susurró Alice al resto de sus
compañeros.
-Siempre ha sido así Alice, al menos
desde que yo recuerdo.-dijo Zephiel mirando tanto a la bruja como a
Cireni y a la joven Lorraine.-No nos tragan...
-Ya sabéis que lo ocurrió con Caleb y
Lionell, les faltó tiempo para ir a darles caza.-apuntilló la joven
Leproux.
-Quizás no nos han perrrdonado lo
ocurrido.
-Eso es obvio Cireni, pero...
-No me refierro a lo de Nizdorni, sino
al talismán.-interrumpió la draenei
-¿Qué demonios íbamos a hacer? Caleb
se marchó, estuvimos más de un año en peligro, sin artefacto. No
sabíamos si volvería, si había muerto o que diantres le había
ocurrido.-dijo Alice.- crear un talismán que mostrara el futuro era
lo mejor que podíamos hacer.
Alice acarició con sus dedos el nuevo
talismán que colgaba de su cuello mientras miraba a la joven hija de
Chantalle que portaba el talismán de la niebla.
-Lo hecho, hecho está. Ya tendremos
tiempo de echarles en cara todo lo que queramos en la reunión de
mañana. Ahora nos toca elegir favorito, ¿Alguna idea?
-Descartad la idea de perder el tiempo
en convencer al joven Wood.-confesó Lorraine.
-Contaba con ello querida.-dijo la
bruja.- Al igual que tampoco cuento con el hijo del cruzado.
-Una lástima, aunque yo optaría más
por la joven maga o por Draken.- susurró Zephiel.
-Estoy contigo, aunque a decir verdad
tras las pérdidas que hemos tenido, somos tan pocos que cualquiera
sería un gran aliciente.-dijo Alice.
La bruja de pelo negro miró al resto
de sus compañeros fijamente. Observó primero a la draenei, que
aunque llevaba años de sobra en la Orden, aún costaba entender que
era aquello que pasaba por su mente. Se fijó después en la joven
pelirroja, hija de nobles y brujos, Lorraine había crecido al igual
que Lionell y Caleb siendo prácticamente parte de la organización.
Desde pequeños habían conocido a todos los miembros, y muchos
habían sido como padres para ellos, sin embargo ahora que había
pasado la veintena de edad, debía comportarse como una más y asumir
ese toque de seriedad necesario para tirar del lastre que suponía
ahora su grupo. En último lugar se fijó en Zephiel, el fuerte
guerrero cuarentón de facciones marcadas y cuerpo desarrollado a base
de duro entrenamiento permanecía con su mirada de ojos verdosos
expectante a la decisión de Alice.
-Elegiremos a Draken.
Brandon hizo un gesto para atraer la
atención de los suyos.
-¿Y bien?, al final parece que
tendremos que quedarnos un día más.-dijo Ricko Sietemares, el que
era el jefe de los piratas.-Tendremos que retrasar nuestra partida
hacia...
-Eso es lo que menos me
importa.-interrumpió Brandon.- Me gustaría saber donde se ha metido
el zoquete de mi hermano, le dije que estuviera aquí antes que todos
nosotros, y una vez más... vuelve a estar desaparecido.
-Bran tu eres el jefe, pero no puedes
ir cargando siempre con tus hermanos, al final terminarán
hundiéndote, ya te lo avisé.- susurró Cedric.
-Bien, no perdamos más el tiempo,
elijamos a uno.
-Yo voto por el joven Strang, es el que
mejor nos vendría en estos momentos.
-Opino igual, aunque... tampoco nos
vendría mal Jake.- respondió el ilusionista ante el comentario
proveniente del jefe pirata.
-Cualquiera menos el sacerdote, ya
bastante me costó mantenerlo entretenido los tres meses que
estuvo...-dijo Brandon
-Pues a ese lo vetamos.
-Tampoco creo que nos fuera a
elegir.-rió Cedric.
Brandon miró a ambos, conocía a esos
dos desde mucho antes de que su organización tomara siquiera forma,
pero ahora, tras todos estos años no dudaba que confiaría su vida a
cualquiera de sus dos compañeros. Aunque su grupo de mercenario
actuaba directamente ayudando tanto a la casa Doe, aunque en contadas
ocasiones, como a la Orden, los inicios de la banda no fueron tan
esperanzadores como parecía ser ahora el futuro que el destino les
deparaba.
-Elegiremos al joven Strang, y
vetaremos al joven Wood.
Katherina miró a Lord Alexander
esperando que tomara él la unánime decisión.
-¿Milord, tenéis ya algún
favorito?-preguntó Nathan.
-Tanto tú como Katherina habéis
insistido en que elijamos a Khairos y sinceramente no puedo pensar en
mejor opción. Aunque hay muchos que encajarían en nuestro grupo,
como Jake, Sarah o Draken, creo que el joven sacerdote sabrá seguir
la estela de la casa Doe y cumplir con sus obligaciones como es
debido.
-Gracias Milord.-respondió la
paladina.
Alexander miró a sus dos oficiales con
admiración. Tanto Nathan como Katherina eran los más antiguos
miembros que servían en la casa, ellos habían visto como su familia
caía bajo el desastre y volvía a resurgir de sus cenizas
repetidamente. De hecho, fueron ambos quienes pusieron fin al
destructivo yugo bajo el que el nombre de los Doe moría lentamente
en manos del caballero de la muerte Prim Doe, aquel que había sido
en vida hermano de su abuelo materno y señor de la casa, Cross Nesai
Doe.
-Así pues, elegiremos a Khairos.
Garrett se acercó al resto de sus
compañeros para debatir entre susurros la razón de su elección.
-¿Has averiguado algo Garrett?-
preguntó Khaden
-Sé que los Doe elegirán a Khairos.
El resto no sé exactamente que harán, dudo que ninguno de los otros
grupos se interesen en él.
-¿Entonces nos debatimos con ellos?-
preguntó Azurin.
-Eso parece ser.-Garrett miró de reojo
el grupo de los Doe que charlaban tranquilamente entre ellos.
-Garrett creo que en realidad.-susurró
Ireli al grupo.- La decisión de tu hijo ya está tomada. Le elijamos
o no como favorito, creo que las cartas ya están echadas.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Pues... que quizás deberíamos usar
este comodín para quedarnos con un partido seguro. Por ejemplo
Draken.-contestó la joven
-No te falta lógica Ireli pero, piensa
en el chico. Cuando reciba las peticiones de favorito, ¿Qué podría
pensar si viera que el grupo de su padre no le ha escogido?-dijo el
mago.
-Opino igual que Khaden, no es cuestión
de afianzar un objetivo, sino de hacer lo correcto.-añadió la elfa.
-Entiendo.
-En realidad estamos tan escasos de
miembros que cualquiera sería una buena opción. Pero hay cosas que
es mejor hacer.-susurró el mago.
-Garrett, ¿estas escuchando?-dijo
Ireli mientras le daba varios golpecitos en el brazo al caminante se
se hallaba ensimismado vigilando el grupo de la Orden.
-Sí es solo que,... no me dan buena
espina. No termino de fiarme de ninguno de ellos.
-Garrett, déjalo estar. La Orden
eterna ha hecho muchas cosas buenas y también muchas malas, pero no
podemos guardar rencor eternamente.
-Azurin, mataron a Nizdorni.-respondió
seriamente el caminante mientras fruncía el entrecejo.
-Lo vi igual que tu, yo estaba allí. Y
también perdí a mi hija en aquella lucha. Sin embargo la vida
sigue, no puedes esconderte en las cavernas y odiar a todos los que
han hecho algo que no compartas.
Garrett sintió como si le hubiesen
dado un mazazo en la cara, tal vez incluso ese mazazo hubiese dolido
menos que las palabras de la elfa.
-No creo que sea el mejor momento para
tratar estos temas, se nos va el tiempo.-aconsejó el mago que veía
como Garrett parecía erguirse al oír las palabras de Azurin.
-Khaden tiene razón.- añadió Ireli.
Garrett miró a sus compañeros
seriamente sin dudar ni un segundo en sus palabras.
-Elegiremos a Khairos y vetaremos a tu
hermano Ireli, ¿De acuerdo?-preguntó el caminante al resto de sus
compañeros mientras asentían conforme.
-El tiempo se ha terminado.-anunció el
cruzado.- El maestro Nieblaoscura se encargará de recoger vuestros
votos.
El pandaren observó pacientemente como
los grupos volvían a situarse en las posiciones en las que se
encontraban anteriormente y una vez que todos prestaron atención,
desenrolló un pergamino donde reflejaba los nombres de los grupos y
sus miembros.
-La casa Doe con más de una treintena
de miembros, con Katherina Von Krone y Nathan Villanorte aquí
presentes, y lideradas por Lord Alexander Doe, haced entrega de
vuestro voto.
Alexander asintió ante el paladín de
cabellos dorados que se aproximó hasta el pandaren para entregarle
un pequeño pergamino con únicamente el nombre de su grupo y el de
Khairos Wood. Cuando el paladín regresaba a su sitio el mago
continuó.
-El grupo mercenario Espadas de la
tormenta que cuenta con al menos diecinueve miembros, y compuesto por
los oficiales Cedric Nevado, Ricko Sietemares y comandados por
Brandon McAllan, haced entrega de vuestro voto.- el pandaren levanto
la vista colocándose sus anteojos para percatarse de como el
mercenario de cabellos rojizos se acercaba hasta él entregándole el
trozo de papel con el nombre de su banda y el de su elegido Carsnten
Strang.
-Dieciocho miembros venerable pandaren,
ayer mismo tuvimos un... accidente.-corrigió el mercenario.
-La Orden eterna con seis miembros,
formada por Zephiel Daroudji, Lorraine Leproux, Cireni y liderados
por Alice Kyteler.
La bruja caminó con paso decidido
hasta el pandaren sin ocultar una grata sonrisa hacia su antiguo
compañero mientras le entregaba el trozo de papel compuesto por el
nombre de su grupo y el de Draken.
-Por último, Los Caminantes del tiempo
con los cuatro miembros presentes, compuestos por Azurin Freshwind,
Khaden Green, Ireli Strang y liderados por Garrett Wood.
El caminante se acercó rápidamente al
pandaren haciendo entrega de su voto, Khairos Wood.
-El maestro Nieblaoscura entregará a
cada uno de vuestros elegidos sus correspondientes votos. Mientras
tanto comenzaremos llamando a cada uno de los candidatos que en
cualquier caso no han sido votados como favoritos por ninguno de los
aquí presentes.-dijo Marther Strang.-Comenzaremos por Jake Turner.
El pandaren que se había retirado
hasta la sala contigua entregó los pergaminos a cada elegido.
El joven Jake Turner caminó hasta el
centro de la sala, saludó al Consejo y se situó entre los grupos.
-Como sabéis los electores debéis
elegir el grupo al que decidís pertenecer, en caso de que os hayan
vetado, se os comunicará en el mismo momento.-anunció el cruzado.-
podéis añadir unas palabras o lo que deseéis, pero una vez hayáis
elegido no habrá vuelta atrás.
-Saludo a todos los presentes, soy Jake
Turner. Y he decidido que mi más amplio deseo sería el de formar
parte de la casa Doe.
Los presentes aplaudieron y vieron la
alegría dibujada en el rostro de aquel joven, que aunque era
bastante diestro con la espada le faltaba algunos toques de sensatez
dentro de la cabeza. Garrett miró a Khaden y asintió respirando
aliviado.
-Y así el joven Turner se convirtió en
un prospero y noble caballero con la cabeza hueca, pero caballero a
fin de cuentas.- susurró Zephiel ante sus compañeros.
-Ese patán no hubiese sobrevivido en
ninguno de los grupos restantes ni seis meses.-respondió Alice en
voz baja.
-El siguente, o mejor dicho la
siguiente será Daphne Robinson.-continuó el cruzado.
La humana avanzó hasta el centro de la
sala. Quizás era la mayor de los candidatos ya que aparentaba al
menos haber cumplido casi los treinta. Daphne era una gran ingeniera,
había aprendido de los mejores, pero lamentablemente la teoría era
solo su punto fuerte. La mayoría de lo que lograba inventar
terminaba por funcionar peor que antes de ser arreglado.
-Saludos.-dijo la humana de cabellos
castaños mientras realizaba una reverencia.-Tras mucho meditar he
decidido que formaré parte, si ellos me lo permiten, de la casa Doe.
El grupo de los Doe aplaudieron con
fuerza animados por la decisión de la ingeniera.
-La siguiente será Sarah Jilliam.
La maga caminó animadamente casi a
puntos de dar saltitos al avanzar, hasta el centro de la sala tal y
como habían hecho sus antecesores.
-Buenos días, soy Sarah Jilliam, y me
gustaría formar parte de la casa Doe.
La maga realizó un saludo cortés al
resto de los grupos que aplaudían y se acercó hasta sus nuevos
compañeros.
-¿Es que nadie conoce el significado
de altruismo?-preguntó en tono susurrante Lorraine al resto de su
grupo.
-Eres la hija de Chantalle, tu menos
que nadie debería conocer que significa esa chorrada.- respondió
Zephiel evitando soltar una carcajada.
-Muy gracioso.-respondió la joven
inflando los mofletes.
-La gente es estúpida.-susurró
Cedric.
-Si, lo sé.... pero... ¿Por qué
exactamente?-preguntó Ricko
-Elijen la casa Doe creyendo que
ganaran una buena cantidad de oro... nosotros somos mercenarios,¿Es
que nadie sabe a que se dedican los mercenarios?
-Es normal, si el jefe pone a los
nuevos los peores trabajos, luego no nos eligen.- espetó el pirata.
-Quizás sea porque no los quiero en mi
grupo más bien.-susurró Brandon.
-¿Creéis que nos elegirá alguno?
Esto debe de ser una broma.-murmuró Ireli.
-Piensa en cuanto nos han elegido hasta
ahora en anteriores eventos.-susurró Khaden.-¿No responde eso a tu
pregunta?.
-El siguiente será Carsnten Strang.-
anunció el cruzado mientras observaba impacientemente a su hijo
caminar hasta el centro de la sala.
Ireli observó a su hermano saludándole
con una sonrisa. La caminante se fijo en cuanto había crecido su
hermano. En muy poco tiempo había pasado de ser un crió a
convertirse en un joven capaz de valerse por si mismo, aunque no en
todos los aspectos en que se pueda esperar. Aunque estaba a punto de
cumplir la veintena, Carsten sabía como desenvolverse y salir airoso
de cualquier situación, hasta el punto de desquiciar al mas paciente
con cada una de sus caóticas hazañas.
-Hola a todos.- saludó el joven Strang
inclinándose forzosamente.- Tras sufrir los entrenamientos con cada
uno de los grupos...
Garrett enarcó una ceja.
-¿ Y lo que hemos sufrido nosotros con
él no lo dice?- susurró Khaden.
-Guarda silencio.- insinuó Azurin.
-Que destrozó un portal
entero...-recordó el mago a la elfa
-He decidido.-continuó el joven.-
unirme a Espadas de la tormenta.
Brandon, Cedric y Ricko aplaudieron
enérgicamente recibiendo a su nuevo compañero con un gran abrazo.
Por el contrario el cruzado Strang frunció levemente el ceño ante
el camino que había decidido tomar su hijo.
-Gracias a la luz.-murmuró Zephiel
alegrándose de la opción tomada por el joven.
Alice y Lorraine lo miraron y rieron de
forma casi inaudible.
-El siguiente será Draken
Vercetti.-continuó el cruzado.
El apuesto joven caminó hacia el
centro de la sala. Draken era lo que cualquier grupo soñaba, un gran
arquero con una puntería perfecta, un joven intrépido y valiente, y
un compañero leal y noble. Sin embargo resultaba ser tan perfecto
que ninguno esperaba ser elegido por él. El joven vestía armaduras
ligeras que podían ser de cuero, y sujetaba en su mano derecha el
arco que siempre le acompañaba. Su porte era digno de ver, y aunque
no había cumplido siquiera los dieciocho, debido a su estatura y
constitución aparentaba ser un bastante más adulto que otros de
edades similares como Khairos, Carsnten o incluso su hermano mayor
Caleb.
-Quien tuviera veinte años
menos...-susurró Alice revisando de arriba a abajo al joven que
cruzaba la sala.
-Córtate un poco, que podrías ser su
madre.-dijo Zephiel a la bruja que no había dejado de observarlo ni
un segundo.
-¿Qué?-dijo Alice girándose hacia el
guerrero.-¿Acaso no puedo desear menos edad sin que tengáis que
relacionarlo con alguien?.-refunfuñó la bruja ofendida.
-Eso es cierto, yo oigo como lo dice
cada mañana al mirarse al espejo.-se burló Lorraine.
-Quería decir unas palabras antes de
anunciar mi elección.-dijo el joven Draken Vercetti.- Quería
agradeceros a todos lo bien que os habéis portado conmigo durante los
meses de entrenamiento. Todos los de aquí ya me conocéis, sé que mi
familia está muy anclada a la Orden, mis padres fueron guardianes
tiempo atrás, e incluso mi hermano lo fue.-dijo mirando al grupo de
la Orden eterna.- Sin embargo yo no soy ellos, no quiero que me
tratéis distinto por acciones que hayan hecho otros, sino que me
permitáis demostrar lo que valgo por mi mismo. Dicho esto...-el
joven apoyó una rodilla en el suelo mientras sostenía el arco entre
sus manos.- Deseo dar mi apoyo y mi vida a los Caminantes del tiempo.
Garrett se quedó paralizado, sin duda
era algo que ninguno esperaba, cualquiera de los grupos se hubiera
sentido igual de sorprendido y alagado de ser elegido por la mejor de
las opciones. El grupo le acogió entre los suyos cálidamente
mientras se unía a ellos.
-Y por último, Khairos Wood.-dijo
Marther.
El joven sacerdote entró en la sala si
no atemorizado al menos nervioso por las numerosas miradas que se
centraban en él. Realizó una reverencia ante los presentes.
-Pobre chico, no me gustaría estar en
su pellejo.-dijo Zephiel mientras miraba al joven y seguidamente a
Garrett y Katherina.
-Y los Doe ganan otro tanto...-murmuró
Alice
-Soy Khairos Wood, y... antes de elegir
quisiera decir que ha sido difícil para mí decantarme por uno de los
bandos. Agradezco tanto a la casa Doe como a los Caminantes del
tiempo su apoyo y que me hayan elegido como favorito. Tras meditarlo
he decidido cual quiero que sea mi misión en todo esto. Quiero
ayudar a los que más necesitan mi ayuda, independientemente de los
lazos que puedan existir. Es por eso que me decanto por... unirme a
la Orden eterna.
La sala enmudeció por unos instantes
sin tener muy seguro lo que acababa de ocurrir.
-Hostias...-dijo Ricko en voz alta.
Zephiel comenzó a aplaudir a la vez
que daba un codazo a Cireni y Lorraine para que hicieran lo mismo
animando así al resto de los presentes. Alice recibió al joven
sacerdote sorprendida y a la vez entusiasmada, notando como las manos
de éste temblaban. Katherina abandonó la sala, y mientras la bruja
sonreía al nuevo miembro de la Orden, su mirada se cruzo con los
ojos celestes del caminante del tiempo que comenzaba a fruncir el
ceño de manera altamente irritado. Zephiel despeinó al joven
mientras sonreía, aprovechó que Lorraine y Cireni se encargaron de
Khairos para susurrar a Alice.
-Si esto ha sido impactante, espera a
la reunión de mañana...-susurró el guerrero.
-Lo sé Zephiel... lo sé...