El humano examinó dubitativamente
el enorme presente de forma ovoide que sostenía entre sus brazos,
rodeado únicamente por una cinta de color rojizo que intentaba
suplantar la sencilla ausencia de una caja donde ocultar el regalo.
-Estoy seguro que les
encantará,...-dijo Zephiel mientras miraba el gran huevo color
tierra con relieves alrededor como si de grietas se tratasen.
-Aún no has dejado claro de qué es
el huevo.-preguntó Elesirt desviando la mirada desde el guerrero
hacia la joven pelirroja que se rizaba un mechón de pelo mientras se
miraba en un diminuto espejo.
-Es de fénix.
-Eso no es de fénix.-sentenció
Chantalle.- Los fénix son aves de fuego, de ser así el huevo sería
cuanto menos incandescente...
-A mi el vendedor me dijo que era de
fénix.-replicó Zephiel.
-Querido, aún recuerdo cuando te
vendieron un par de huevos de dracohalcón y cuando eclosionaron
salieron unos bichos de lo más horrendo.
-Aquello era otro caso... y bueno,
logré venderlos después de todo.
-Bueno lo importante es el
detalle.-añadió el huargen.
-Eso es, y de todas formas es un
huevo, algún pájaro saldrá de aquí dentro, y está claro que el
novio...
-Marido, acuérdate querido, se
acaban de casar.-corrigió Chantalle.
-Bueno, pues que el marido de Alice
tiene algo raro con los pájaros... así que le gustará.
-En mi pueblo había un tipo así
que tenía algo raro con las cabras... creo que no terminó
bien...-dijo Elesirt.
-Ah, pues ahora que lo dices,
también recuerdo haber oído algo similar en...
-Bueno, eso es lo de menos, lo
importante es que es un buen regalo de boda, al menos es
original.-respondió Zephiel.-¿A cuántos les han regalado un huevo
así por casarse?-preguntó mientras miraba con orgullo el huevo de
arriba a abajo.
-Yo oí que una vez un tipo le
regaló a una reina que se había casado tres huevos.-dijo el huargen
observando como chafaba el ánimo del guerrero.-Y resultaron ser de
dragones... no de un pajarucho que se quema solo...
-Gracias Elesirt..., eres todo
alegría y optimismo...-murmuró Zephiel mientras miraba al huargen
con cara de pocos amigos.-Me ha costado mucho oro este regalo...
espero que al menos lo tengan en cuenta.
-Lo que no sé querido, es por qué
tenemos que hacerles otro regalo de boda.-dijo Chantalle mientras el
grupo se detenía ante la puerta de la casa donde residía el
matrimonio.- Pensé que con lo que les regalé era más que
suficiente...-suspira.-Supongo que para los plebeyos nunca es
suficiente...
-¿Regalo? ¿Cómo que otro regalo?
No les hemos regalado nada aún.
-Claro que sí. La pequeña y
acogedora casita a las afuera de Villaoscura, la que compré hace
años. Se la regalé como nidito de amor.
-¡¿Y cuando pensabas
comentármelo?!
-Pensé que no sería tan
importante...
La puerta se abrió de repente
dejando ver a la bruja de cabellos azabache que se había asomado
hacia el exterior alertada por el escandaloso vocerío.
-Ah, sois vosotros...-dijo Alice.-
Pensé que no llegaríais hasta más tarde... pero no importa está
bien, así me ayudareis a cocinar para fiesta.
Zephiel miró tanto a Chantalle como
a Elesirt y después centró su mirada nuevamente en la bruja.
-La fiesta de...
-El cumpleaños de James, por
supuesto...
-Ah... el cumpleaños.-dijo el
guerrero intentando disimular su ignorancia acerca del tema.-Como
olvidarnos, de hecho, ¡Mira que regalo le hemos traído!
Se oyen ruidos, ¡Debe faltar poco para abrirse!