miércoles, 13 de mayo de 2015

Prólogo Cap XVI - El alma de la Orden (Parte 2)


Garrett observó como Kashadia se elevaba en el aire sin salir de su asombro por lo que acababa de tener lugar. Si bien ya había sido suficiente duro ver como destruía uno a uno los cristales que contenían las almas de aquellos compañeros que se habían sacrificado por ellos, encontrarse con la sorpresa de que poseía un arsenal de almas que fortalecerla era algo que los dejó impactado. La bruja se mantuvo flotando mientras los numerosos cristales giraban a su alrededor. Kashadia se había vuelto casi imparable, y si conseguía aquello que se proponía, no habría quien pudiera detenerla.
Repentinamente realizó varios movimientos con las manos y los cristales estallaron en una sonora y luminosa explosión que derribó a la mayoría de los que se asentaban en el lugar, aliados y enemigos por igual. El caminante sacudió la cabeza tras caer mientras abría los ojos mirando rápidamente a su alrededor, sintiendo como un agudo pitido recorría sus oídos. El resto del grupo se encontraba en una situación similar, la mayoría intentaban ponerse en pie para lo que sería el combate final pero fue entonces cuando numerosos rayos comenzaron a caer por toda la zona. Kashadia deseaba con toda su alma aniquilarlos de una vez por todas, como ya lo había intentado en anteriores ocasiones, y usaría todo el poder necesario para conseguir su propósito.
Garrett observó rápidamente como los cuerpos de varios miembros de la Orden yacían sin vida en el suelo desde incluso antes del estallido. Cogió sus armas de nuevo y cargó con rabia contra la bruja pero uno de sus ataques golpeó el escudo que sostenía lanzándolo por los aires. La caída había sido aún más dolorosa que la primera y aunque el caminante se veía sin apenas fuerzas, intentó hacer acopio del último aliento que le quedaba para incorporarse de nuevo. Fue entonces cuando un rayo atravesó al joven Jace obligándole a caer de rodillas con la cara desencajada. Garret buscó a Beatrice a su alrededor para que intentara salvar al humano, pero entonces descubrió que había corrido un igual destino que el del joven. Marther sostenía el cuerpo inerte de su esposa entre sus brazos mientras acariciaba sus largos y oscuros cabellos como si intentará despertarla de un profundo sueño pero aun así la sacerdotisa permaneció en aquel letargo sin que se pudiese hacer nada por devolverle la vida.
Cuando la mente del caminante se aclaró tras los numerosos golpes recibidos, percibió como el resto de la Orden combatía frenéticamente contra los numerosos esbirros que inundaban el Molino Ambar, pero aquel que se atreviera a atacar a la bruja, recibía una inevitable descarga poniendo fin a su vida. Garrett rezó por que todo aquello fuese un sueño o quizás una visión del talismán, no solo el combate sino todo lo que había sucedido los últimos días o semanas, pero desgraciadamente todo lo que ocurría a su alrededor era tan real como él mismo.
-¡Retirada!-gritó.- ¡Entrad todos adentro del edificio!
La mayoría del grupo se giró ante su orden, obedeciéndole rápidamente.
-¡Prepararé un portal!-gritó Khaden mientras se adentraba junto con Ireli y Caleb.


Garrett siguió en guardia mientras acababa con algunos de sus enemigos. La mayoría eran servidores o esbirros de Kashadia aunque también habían oficiales de Filos de las sombras entre las líneas enemigas. La adversaria de la Orden se había valido de sus argucias para convencer a más de una veintena de elfos, humanos e incluso no muertos para luchar a su favor con el fin de derrotarlos. El Caminante del tiempo golpeó la cabeza de un renegado con su maza, provocando que saliera despedida por los aires separándola del cuerpo de éste. De pronto sintió como algo lo embestía haciendo que cayera al suelo nuevamente. Garrett levantó la vista observando como Pirotheus recibía la descarga que debería haberle alcanzado a él. La mercenaria dio varias vueltas en el aire hasta caer de bruces con un agujero en el pecho.

El caminante sintió una gran impotencia por no poder hacer nada por salvar a los suyos, intentó buscar alguna forma de derrotar a la bruja que se alzaba frente a ellos, pero tan solo podía intentar ganar tiempo para que el resto se pusiesen a salvo. Avanzó varias zancadas a toda prisa lanzando su maza que logró golpear a Kashadia.

-¡¿Quieres al guardián de la Orden verdad?!¡Entonces ven a por mi...si te atreves!
-Será un placer acabar contigo... pero no creas que serás el único en caer.-respondió Kashadia.-¡No descansaré hasta veros muertos a cada uno de vosotros!
-¡Pues entonces a que esperas, ven a por mi!

Kashadia frunció el ceño lanzando un gran rayo cían que recorrió la distancia que separaban al humano de ella, sin embargo el ataque no impactó contra él. El rostro de la bruja cambió drásticamente, mientras intentaba mantener la potencia constante del hechizo, al observar que era Monlee quien se había interpuesto deteniendo el ataque. El bastón del pandaren comenzó a brillar al hacer girar un luminoso orbe situado en uno de los extremos del arma que de repente lanzó un rayo de fuego. Tanto el hechizo del mago como el de la bruja se hallaban enfrentamos mientras avanzaba o retrocedía en un vaivén dependiendo de quien ejerciera más potencia. Garrett observó como la esfera del bastón comenzaba a desprender chispas a su alrededor, hiriendo a su portador.

-Garrett...-dijo el pandaren con un compungido gesto.- Debes... huir... no aguantaré...mucho más.
-Pero Monlee...
-¡Rápido,... ve con ellos... te necesitan!

Garrett asintió ante el mago sintiendo como la responsabilidad se apoderaba de su cuerpo obligándole a salvar al resto ante el sacrificio de su compañero.

-Los salvaré, puedes contar con ello.-sonrió el caminante apesadumbradamente antes de marcharse hacia donde se encontraban los demás.

Garrett se giró por última vez antes de adentrarse en el gran edificio casi derruido, sin evitar que sus ojos se empañasen de tristeza no solo por el pandaren, sino por el resto de cadáveres de aquellos que eran sus amigos y que aún permanecían en el suelo de aquel campo de batalla. El caminante entró hasta donde se habían refugiado el grupo, ordenando que cerraran los grandes portones tras de sí.

-¿Cómo van los portales?
-Hay un gran contratiempo.-respondió Caleb.- No podemos hacer portales.
-¿Cómo que no podéis hacerlos?-gritó Alice mientras intentaba consolar a la joven Ireli que acababa de perder a su madre.
-No.. lo sé...
-Hay un campo de fuerza, o algo similar que anula este tipo de magia.-respondió Khaden.-No hay forma de huir. Hemos caído en una trampa.

Garrett miró al resto del grupo intentando encontrar una solución.

-Marther, Brandon, James, necesito que bloqueéis cada acceso, cada puerta y cada ventana con todo lo que encontréis.-ordenó Garrett.- Caleb, congela todos los muebles que ellos vayan poniendo, las paredes y cualquier lugar por el que puedan entrar.
-¡Estás loco! Nos congelaremos aquí dentro.-exclamó el joven.
-¡Hazlo!.-gritó el caminante a Caleb que permanecía aun sin saber como actuar.- Azurin...
La elfa se acercó flotando hasta él.
-Necesito que.... cuando el maestro Monlee caiga...-el humano no pudo evitar soltar un suspiro sin atreverse a dar siquiera aquella orden.
-Lo entiendo.-sonrió la elfa.- Intentaré retrasarla todo lo que pueda.
-Gracias.-dijo Garrett antes de que la elfa atravesara la pared.- Alice, Aomme, encargaos de acabar con aquel que intenten entrar y mientras tanto ayudad al resto.
Ambas asintieron rápidamente.

-Khaden, Ireli, venid.- indicó el guardián mientras llevaba a ambos alejados del resto.
-¿Cómo podemos ayudar?- dijo el mago mientras rodeaba con el brazo a su aprendiz que se hallaba totalmente destrozada por la pérdida de su madre.
Garrett agarró con fuerza el talismán entre sus dedos mostrándoselo a ambos.
-Es... la única forma de acabar con todo esto...-respondió
Khaden frunció el ceño analizando la expresión del humano.
-Debes estar bromeando... yo.. no..., Garrett, eso es imposible.-dijo una vez se había percatado de los pensamientos del caminante.
-Debes hacerlo.-ordenó el guardián.-De lo contrario la Orden dejará de existir después de esta noche...
-Pero... yo no domino esas artes, me es... imposible. No creo que salga bien.-tartamudeó el mago que se hallaba más nervioso de lo habitual.
-¡Pues tendrás que hacerlo!-gritó Garrett.

El guardián retrocedió tomando con su mano una gran maza que el cruzado había dejado sobre una mesa. Caminó decidido hasta ambos haciéndole un gesto a Khaden, que seguidamente agarró con fuerza la mano de la joven. Marther observó desde el otro extremo de la sala tanto a su hija como a los dos humanos, y se acercó rápidamente hasta ellos.

-Garrett, ¿Qué ocurre? ¿Qué... intentas hacer?-preguntó el cruzado
-Salvar el destino de todos, espero...-respondió el guardián mirando fijamente a la joven y al mago.-Suerte...la vais a necesitar.
-Agárrate fuerte Ireli.-susurró Khaden que notó como los dedos de la paladina se aferraban con fuerza a los suyos mientras que con la otra mano rodeaba el brazo de su maestro.

Garrett dejó caer el talismán al suelo y concentrándose en unificar todas su fuerzas levantó la pesada maza draénica en el aire para bajarla de nuevo golpeando con todas su fuerzas el poderoso artefacto.

El talismán que daba sentido a la Orden se quebró en varios pedazos, desprendiendo instantáneamente un fogonazo de luz que obligó a Marther y a Garrett a entrecerrar los ojos mientras se cubrían el rostro con el brazo. El foco de luz atravesó el tejado de la estancia elevándose varios metros hacia el cielo, y en pocos segundos pasó a convertirse en un torbellino de arena dorada que gracias a un hechizo canalizado del mago, giraba en torno a la joven y él. Khaden arrugó la frente a la vez que apretaba con fuerza la mandíbula mientras se concentraba en mantener aquel ciclón contenido en un mismo eje, usando así todo su poder.

-Que...-dijo Marther anonadado por lo que veían sus ojos.- ¿Por qué has hecho eso? ¡¿Qué les está... pasando?!
-Irán allá donde la Orden aún no ha sido masacrada.-susurró el caminante con la mirada perdida.-Era la única forma de...
-¡Pero... Garrett, debes ir...debes...ayudarlos!-exclamó el cruzado.- Ireli no es más que una cría...y el mago...
-Si la Orden cae, yo caeré con vosotros.-respondió fríamente el caminante mirando atrás como el grupo intentaba crear una barrera en la puerta que comenzaba a agitarse tras los numerosos embates enemigos.-No te preocupes, estarán bien... sabrán arreglárselas.

De pronto sintió como el cruzado le agarraba por los hombros con fuerza.
-He perdido a mi esposa... y al hijo que esperaba, Ireli es todo lo que me queda,... no la perderé a ella también... espero que lo entiendas.
-Marther...
-Cuida de ella...

El cruzado empujó a Garrett hasta el ciclón, viéndose rápidamente atraído hacia el vórtice. El humano sintió un gran desgarro en su interior cuando la poderosa arena lo golpeó en numerosas ocasiones. Cayó de rodillas junto a Ireli y Khaden, que le agarraron rápidamente antes de que desfalleciera. Garrett intentó estrechar la mano del mago pero entonces se percató de que tanto sus dedos como los de ellos comenzaban a convertirse en luz desapareciendo gradualmente. Un inmenso temor invadió a todos por igual. Su cuerpo comenzaba a deshacerse pero aún así no sentían dolor. La conmoción hizo que el caminante perdiera el sentido, pero antes de que su cuerpo se desplomara entrando en contacto con el suelo, los tres habían desaparecido del lugar, dejando en el dañado suelo de madera tan solo un pequeño montón de tierra que siguió girando por unos segundos más.


Garrett abrió los ojos lentamente sintiendo como todo a su alrededor daba vueltas. Observó con los ojos aún entrecerrados, las vigas de madera que componían el techo de aquel lugar. Sentía como si su cabeza fuese a explotar de un momento a otro siendo atacada con agudos pinchazos que golpeaban como si de clavos se tratase, sus sienes. Levantó la mano lentamente y miró como seguía tal y como la recordaba antes de que comenzará a desaparecer entre motas brillantes, y fue entonces cuando oyó varios pasos a su alrededor. La joven Ireli saludó al caminante con una sonrisa. La altura a la que se encontraba atestiguaba que se debía yacer tumbado en alguna mesa alta.

-¿Estás bien?-preguntó la joven que recibió como respuesta un leve asentimiento.-Khaden, ya ha despertado.- dijo en voz más baja de lo normal.
-Si, ya lo veo.
-¿Donde estoy?-preguntó Garrett
-En Molino ámbar.-respondió Ireli
-¿Estamos...muertos?
-Parece que no.-respondió la paladina con una sonrisa.
El mago se acercó hasta donde se encontraba el caminante a la vez que sus ojos verdosos analizaban el estado en que se encontraba el guardián.
-¿Te encuentras bien Garrett?-preguntó manteniendo el semblante serio.- ¿Puedes moverte?
Garrett se tomó un instante para asegurarse antes de responderle, comprobando que no hubiese sufrido grandes daños.
-Creo que... sí.
-Eso es bueno.-dijo el mago.- Has sufrido una conmoción bastante fuerte...
-¿Cuanto tiempo llevo dormido?-interrumpió
-Casi medio día.-respondió rápidamente Ireli
-¿Medio... día?-murmuró el caminante mientras se llevaba las manos a la cara.
-Has tenido suerte Garrett, podrías haber muerto.-aseguró Khaden.
-Créeme, la muerte no debe de ser muy distinta a como me siento por dentro ahora mismo...
Garrett intentó recordar lo último que había ocurrido y tras hallar en el interior de su mente lo sucedido durante el combate contra la poderosa bruja, se encontró de bruces con el último recuerdo que había vivido antes de caer: la destrucción del talismán.
-Khaden.-dijo mientras se incorporaba lentamente sentándose en la gran superficie de madera.- ¿Hemos conseguido viajar hasta...?
-Así es amigo.-interrumpió bruscamente el mago.-Pero ya hablaremos de ese asunto más tarde.
Khaden desvió la mirada hacía un lado indicando al caminante que no se encontraban solos en aquella sala. El guardián se percató de que un humano de mediana edad descansaba con la cabeza apoyada en un gran escritorio de madera.
-Debería ir a despertarlo.-insinuó Ireli.-Estaba preocupado por Garrett.
-Si, despiértalo.-ordenó el mago.
Ireli se acercó hasta el desconocido propinándole varios golpecitos en el hombro intentando llamar su atención. El humano se despertó repentinamente sin evitar llevarse un sobresalto.
-Señor, ya ha despertado nuestro amigo.
-Oh, estupendo.-respondió- Enseguida voy.

Ireli caminó hasta el grupo mientras el mago humano estiraba sus brazo tapando un gran bostezo. Peinó con sus dedos sus largos cabellos azabache para después perfilar su característico bigote que se convertía en una espesa barba oscura al llegar a su mandíbula. Tras ponerse en pie colocó algunos libros en una estantería de la sala y se acercó hasta ellos.

-Vaya...-exclamó mirando a Garrett.-Al parecer no debes estar acostumbrado a viajar mucho por portales. Tus amigos me han contado lo mal que lo pasas cada vez que tienes que hacer uso de ellos, pero jamás había conocido a nadie que se desmayara durante horas.-dijo el humano fijando sus ojos azules en el rostro del caminante.
-Es algo difícil de explicar.-respondió
-Entiendo, bueno espero que termines por superarlo, los portales se hacen para ganar tiempo, no para pasarlo durmiendo.-bromeó el humano.
-Es un mago del Kirin Tor.-dijo Khaden al ver la expresión del guardián.-Se encarga de custodiar este lugar por si algún mago debe de hacer uso de él para resguardarse... tal y como hemos hecho nosotros...-insinuó.
-Es cierto.-dijo el humano.-Por cierto mi nombre es Frederic Kheerne.-anunció acercando la mano para estrecharla en forma de saludo.

Khaden observó el rostro del caminante que palideció repentinamente mientras las manos de ambos se encontraban.

-¿Frederic... Kheerne?.-tartamudeó Garrett sin salir de su asombro.

El guardián comenzó a sentir un malestar que invadió su cuerpo súbitamente apoderándose de sus pensamientos, que no cesaban ni un momento de entrecruzarse en su meten generando un sinfín de conjeturas. Garrett sintió de repente un nudo en el estómago acompañado de grandes nauseas. Bajó rápidamente de la mesa en la que se encontraba pero sus piernas fallaron al topar contra el suelo haciendo que cayese de rodillas. El humano estiró su brazo atrayendo un barreño sobre el cual caían varias goteras que se filtraban del techo, y devolvió en él.

-Vaya, parece que aún no se ha recuperado del todo.-afirmó Frederic.
-Señor Kheerne, ¿Podría ser tan amable de traer un trapo húmedo y una jarra con agua?.-preguntó Khaden.
-Por supuesto, enseguida vuelvo.

Garrett permaneció en el suelo apoyando su espalda y cabeza sobre una estantería.

-Dime que... todo esto es una broma Khaden.
-Ojalá lo fuera.
-¿Cómo... hemos llegado hasta...aquí?.-preguntó Garrett negando con la cabeza.
-Rompiendo el talismán.-respondió Ireli-¿No?
-No me refería a eso Ireli.-dijo el caminante.- Me refería a como hemos retrocedido tanto.
-Creo que eso deberías haberlo pensado antes.-dijo Khaden bajando el tono de su voz.-Antes de... hacer lo que hiciste ¿No crees?
-No pensaba que en el talismán hubiese arena suficiente para viajar tan atrás.-respondió frunciendo el ceño.- ¿Tenías acaso una idea mejor?
-Parad de discutir.-interrumpió Ireli.- Lleváis días discutiendo.
Ambos humanos permanecieron en silencio mientras la joven continuaba.
-Según Khaden, hemos viajado atrás en el tiempo. ¿No es eso lo que pretendías hacer Garrett?-preguntó la joven.- ¿Entonces donde está el problema? Solucionaremos aquello que hemos venido a... arreglar... y nos marcharemos.
-No es tan fácil.-dijo Khaden tras soltar un intento de carcajada ante la ignorancia de su aprendiz.- Ese tipo de ahí.-susurró refiriéndose a Frederic.- Será guardián de la Orden, aquel que leíste en los libros que transformaban en gato, ¿Recuerdas Ireli?
-Creo que sí
-Bien, pues tal y como lo ves, no se parece en nada a un gato.
-Ireli, lo que Khaden quiere decir es que hemos retrocedido tan atrás que... puede que la Orden no exista aún, o al menos no como la hemos conocido nosotros.
-No solo eso...-continuó el mago.- Si no me equivoco puede que el mundo sea muy distinto del que hemos venido. Aunque sea nuestro propio pasado, Theramore aún sigue en pie, Pandaria no ha sido descubierta y Alamuerte sobrevuela esta tierra arrasando con todo lo que encuentre a su paso.
-Pero... habrá alguna forma de volver a casa... ¿verdad?
-En esta época los Caminantes del tiempo no son tan frecuentes como de la que venimos, y muchos dragones aún no confina en los mortales hasta el punto de... bueno, que nos dejen entrar en las cavernas. No es tan sencillo al menos.
-¿Y no podemos hablar con Nizdorni? Ella nos entenderá...
-Reza para que haya roto el cascarón...-respondió el mago.- En caso contrario puede que tengamos que quedarnos aquí algunos años...
-¿Años?.-preguntó Ireli mientras tomaba asiento.- Creo que ahora me están entrando ganas de vomitar a mi también....
-Tranquila Ireli, todo saldrá bien.-tranquilizó Garrett.
-Pero... si estamos años aquí... ¿Cómo salvaremos a los nuestros? No resistirán tanto tiempo...
-Eso no importa Ireli.-interrumpió el mago.- Si logramos nuestro objetivo, cambiaremos el futuro que conocemos, osea nuestro presente. Evitaremos que Kashadia sea liberada, entonces y solo entonces habremos salvado a la Orden.

________________________________

Garrett, Ireli y Khaden han viajado atrás en el tiempo para salvar a la Orden de lo que sería su trágico final, sin embargo el grupo se encontrará con que su misión en el pasado abarca mucho más de lo que creían en un primer momento.

Los tres Caminantes del tiempo se verán obligados a reunir a algunos de sus compañeros y juntos descubrir que todos ellos ya formaban parte de la Orden desde mucho antes de lo que parecía. La nueva Orden deberá solventar varios sucesos clave del pasado si realmente desean evitar que un mal mayor ponga fin al presente tal y lo conocen.


Para ello, la Orden se enfrentará de nuevo a viejos enemigos como Keltharian, Lionell, Ivy o Cornelia hasta llegar a su objetivo final y eliminar la amenaza de Kashadia de una vez por todas, dando así lugar al verdadero capítulo XVI - El alma de la Orden.